La Comisión Europea propuso este martes reducir a la mitad las importaciones de acero libres de aranceles permitidas en la Unión Europea y duplicar el gravámen que se aplica a partir de esa cuota hasta el 50 %, a fin de luchar contra el exceso de capacidad de producción global en el sector, debido sobre todo a la subsidiada industria china.
La medida, que aún debe ser aprobada por la Eurocámara y por los Estados miembros, sustituirá a partir del 30 de junio de 2026 a la actual salvaguarda comercial para el acero y endurece sus condiciones para hacer frente a la situación «absolutamente insostenible» que afronta la industria europea por la competencia desleal de terceros, según fuentes comunitarias.
En concreto, la propuesta propone reducir en un 47 %, hasta los 18,3 millones de toneladas, la cuota de importaciones libres de aranceles y elevar del 25 % actual hasta el 50 % el gravámen aplicado a partir de ese umbral, lo que supone reducir los volúmenes sin tarifas a niveles de 2013, cuando el problema de sobrecapacidad global aún no había comenzado.
Además, el Ejecutivo comunitario prevé obligar a que los importadores informen del país en el que se produjo la primera fundición y vertido del acero para mejorar la transparencia sobre el origen del metal y evitar que se eludan aranceles o sanciones declarando una procedencia distinta, por ejemplo, tras realizar solo una pequeña transformación en otro país.
Bruselas busca así hacer frente al problema global de exceso de producción en el sector del acero, que hace que su mercado se vea inundado de importaciones abaratadas gracias a subsidios y otras políticas estatales, sobre todo procedentes de China e India, pero también del sudeste asiático.
La situación ha hecho que en la última década la cuota europea en el mercado mundial del acero haya caído al 8 % y la capacidad de producción instalada en el continente al 67 %, a lo que se suma ahora la guerra arancelaria por la que Estados Unidos ha impuesto un arancel del 50 % a todo el acero europeo y que podría generar un desvío aún mayor de importaciones de terceros hacia la UE.
Bruselas lleva años intentando negociar una solución al problema en foros internacionales y sobre todo con China, a la que considera «principal responsable» del exceso de capacidad global pero, lejos de desaparecer, el problema «esté empeorando». De ahí que la Comisión no vea «otra opción» que limitar las importaciones para evitar una situación que podría ser «fatal» para la industria europea, explicaron fuentes comunitarias.




