Todo cuanto sé con mayor certeza
sobre la moral y las obligaciones
de los hombres, se lo debo al fútbol.
Albert Camus
Arturo Suárez Ramírez / @arturosuarez
Una de las fallas más grandes de Andrés Manuel López Obrador, sin lugar a dudas, fue el rubro de la salud. Incluso se le puede colocar al nivel de Felipe Calderón y de Enrique Peña Nieto, y quién sabe si saldría bien librado, porque en muchos sentidos, los neoliberales y corruptos —que nadie lo niega— hacían que las cosas funcionaran mejor y no se tenía el desabasto ni el caos que hoy se arrastran.
En las últimas semanas, la presidenta Claudia Sheinbaum vive lo peor de su administración, y eso que apenas va poco más de un año. A la inseguridad, el asesinato de Carlos Manzo, los escándalos de corrupción y las desapariciones, se debe sumar el tema del desabasto, parte de esa herencia maldita que le dejó López, quien por cierto empeñó su palabra. También Sheinbaum había dicho que eso quedó atrás, pero la realidad dice otra cosa.
Aquello que fue una tomada de pelo del Pejelagarto con la “megafarmacia”, que según tendría fármacos de todo y para todos, terminó por surtir solo unas cuantas recetas. Pronto quedó claro que fue un fracaso y que ya fue desmantelado por la actual administración, dando la razón a sus detractores de que eso no era la solución. De nuevo, otra ocurrencia con aquellos mostradores que dicen “Farmacias del Bienestar”; incluso quienes se dedican al ambulantaje podrían hacer un mejor mostrador que eso. Obviamente, ha causado descontento y burlas en las redes sociales.
Y es que parece una burla para los pacientes. Aunque presumen grandes niveles de aprobación y los pregonan a la menor provocación, la percepción en temas de salud es que no vamos bien. Como dicen algunos funcionarios afines, la solución es “no enfermarse”. Es ahí cuando se pierde la salud y hay que gastar en médicos y medicamentos, o esperar atención en el sistema público; entonces viene la reflexión sobre los programas sociales y su eficacia.
En el Senado de la República se hacen llamados para que el gobierno de Morena no pierda el foco y, menos aún, que engañe con sus mostradores del bienestar. Por ejemplo, Manuel Añorve advierte: “Simplemente, no hay medicamentos. Ya les echaron la culpa a las farmacéuticas, les echaron la culpa a los rateros de Birmex por un desfalco de más de 13 mil millones de pesos y la falta de medicamentos persiste; incluso no hay ni algodones, ni jeringas en los hospitales públicos”.
Mientras tanto, la Secretaría de Salud ha rechazado que exista algún riesgo de desabasto de medicamentos e insumos para 2026, pero ahí están los reportes de que Birmex solamente logró adquirir la mitad de las claves que se propuso para la compra consolidada 2025-2026, algo altamente preocupante en la antesala de la nueva política del registro universal de salud, que permitirá a todos los ciudadanos recibir atención médica en el IMSS, ISSSTE o IMSS-Bienestar, sin importar su afiliación, lo que implicará una mayor demanda en todos los sentidos.
Así cerramos este 2025, con una controversia más: mientras el gobierno niega el desabasto, quienes tienen la desgracia de acudir a los sistemas de salud padecen la realidad. Con los módulos del bienestar no les va a alcanzar; de Dinamarca ya ni hablamos… pero mejor ahí la dejamos.
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Hasta la próxima.




