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Claudia Luna Palencia

@claudialunapale

Economista experta en periodismo económico y escritora de temas internacionales 

 

POR LA ESPIRAL

 

Europa contra el cambio de hora

Por Claudia Luna Palencia

 

Como si no tuvieran frentes abiertos, el viernes pasado, la Comisión Europea (CE) decidió abrir otro más y esta vez nada tiene que ver con Rusia o con los refugiados sirios o la inmigración ilegal.

 

Se trata del cambio de horario: lo de atrasar o adelantar el reloj dos veces por año, algo que los ciudadanos europeos han dicho en una consulta popular que, ya no quieren hacerlo más, hartos del impacto que dicha medida supone en su ritmo biológico.

 

Desde junio pasado se pidió a los ciudadanos europeos que votaran a favor de mantener el cambio de horario o bien de suprimirlo y de casi 5 millones de votos más de un 80% se pronunció a favor de derogarlo definitivamente, decantándose, además porque prevalezca el horario de verano.

 

Pero aquí tampoco se van a terminar de poner todos de acuerdo porque si bien la CE argumenta que los ciudadanos se han expresado la realidad es que solamente lo han hecho el 1% del total de la población europea que en conjunto es de 511 millones 805 mil personas.

 

Con base a ese 1%, Jean Claude Juncker, presidente de la CE, toma el pretexto de abrir un debate que a todas luces no es necesario en la maraña de problemas empezando por el Brexit y terminando por el alza de los nacionalismos xenófobos.

 

Ahora, la propuesta de dar al traste con el cambio de horario pasará por los otros órganos de gobierno de la UE hasta que llegue al Europarlamento y allí los 28 países miembros representados (estoy contando todavía a Reino Unido) dirán sí están de acuerdo o no y qué horario consideran les vendrá mejor a su país.

 

Y allí las cosas se volverán a poner feas, porque unos argumentarán que quieren amanecer con sol pero que al anochecer ya no esté oscuro y otros dirán que prefieren que el sol esté todo el día, aunque sea más allá de las nueve de la noche y amanezcan con los grillos todavía durmiendo.

 

Entonces saldrán a colación los usos y costumbres en sus respectivos horarios, unos querrán merendar ya casi con el sol en el ocaso y otros querrán tomarse la cerveza en la terraza con la plenitud de la tarde.

 

Si los ingleses están pensando en dormir después de las 7 de la tarde, en España lo hacen pasadas las doce de la noche… no será fácil ponerse de acuerdo qué horario deberá prevalecer permanentemente:  verano o invierno.

 

Dos veces por año, en Europa como también en México y otros países del mundo, se manipula el reloj: una, el último domingo de marzo para adelantar una hora el reloj, y la otra, el último domingo de octubre para atrasar una hora.

 

A COLACIÓN

 

Resulta que se nos dijo que, ahorraríamos energía, ese fue el principal pretexto y todos decidimos apocar, aguantar y pensar que nos estábamos ahorrando dinero en la factura de la luz y que además en el buenísimo del medio ambiente hasta le hacíamos un favor porque al haber más sol prendíamos menos los focos… y resulta que el impacto es mínimo.

 

Según estudios de la Comisión Europea resulta que el ser humano sufre más afectaciones en su biorritmo que beneficios, esa sensación de sentirse atarantado todo el día, de tener apetito a destiempo, de no dormir a la hora acostumbrada y de sentirse abotargado, somnoliento y hasta deprimido tiene una razón: el cambio de horario.

 

Peor aún nuestro sacrifico biológico tiene un nimio impacto en nuestra factura de la luz y el ahorro de energía, de acuerdo con el mismo organismo, se trata de un ahorro de entre el 0.5% y el 2.5 por ciento.

 

El mito se cae, lo cuestión más interesante es por qué se cae hasta ahora… al menos en la UE en la que muchos países llevan desde 1973 cambiando su reloj dos veces al año, y ya de forma oficial, todos al unísono lo hacen desde 2001.

 

¿Por qué demoraron tantas décadas en darse cuenta de que había más perjuicios en el biorritmo humano que beneficios? A mí, en lo personal, me suena a mero distractor en un mar de problemas y con miras a las elecciones del Europarlamento en 2019.

 

Aunado a que en Europa persisten tres husos horarios: el de Europa Occidental, el de Europa Central y el de Europa Oriental. En España, por ejemplo, cuyo reloj va con el de Alemania y Bélgica ha dicho que le gustaría usar su huso horario natural que es alinearse con Portugal y Reino Unido.

 

Directora de Conexión Hispanoamérica, economista experta en periodismo económico y escritora de temas internacionales

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