viernes, diciembre 6, 2024

Nadie ganará la guerra comercial

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Parte del futuro de la UE también se juega este 5 de noviembre en EUA

Europa es consciente de que,  en las elecciones del 5 de noviembre en Estados Unidos, está en juego el futuro entendimiento con la Casa Blanca en temas sensibles como: la relación económica, comercial y estratégica entre Estados Unidos  y la Unión Europea (UE); la defensa de Europa y la prevalencia de la OTAN; y, el escenario, de las guerras regionales.

Las posturas de los dos candidatos sobre las relaciones con la UE también son muy diferentes: Trump sigue acusando a la UE de prácticas de mercado desleales y ya advirtió que está pensando en imponer una serie de aranceles a los países europeos.

Europa que vive acechada por el fortalecimiento de la ideología de extrema derecha teme que un nuevo Gobierno trumpista dé alas a los grupos euroescépticos.

En todo caso, un Gobierno de Kamala Harris sería más comprensivo y menos agresivo  con la UE y apoyaría las relaciones transatlánticas  aunque cada uno tendería a proteger su base industrial.

También es cierto que los dos candidatos tienen políticas opuestas  en relación con la energía y el cambio climático. La UE sigue sus políticas de descarbonización y emisiones cero.

Los propios asesores de Ursula von der Leyen, presidenta de la Comisión Europea, advierten que una administración bajo el sello de Trump aumentaría la producción a partir de los combustibles fósiles, lo que tendría un impacto significativo en el mercado energético europeo.

Por esa misma razón, que la candidata demócrata Harris pudiera llegar a   la Casa Blanca, es visto como parte de los intereses del Gobierno de la UE en su lucha contra el cambio climático y la producción de energía baja en carbono. Es decir, Washington estaría estrechamente alineado con Bruselas en la diplomacia climática.

Y luego están otros temas de enorme calado geoestratégico  y la UE quiere ir de la mano con su histórico aliado, por ejemplo, ante los casi tres años de invasión de las tropas rusas a Ucrania; los roces con China en el Indo-Pacífico; la situación en los Balcanes occidentales; y, por supuesto, la tensión bélica en Medio Oriente con Israel confrontado con Hamás en Gaza; con Hezbolá en Líbano, con los Hutíes en Yemen y  primordialmente sus roces bélicos con Irán.

A días de realizarse las elecciones, el Instituto de Estudios de Seguridad de la Unión Europea (IESSUE) llama la atención del ríspido clima electoral interno que prevalece  en la Unión Americana.

“El ciclo electoral de 2024 ya está caracterizado por altos niveles de tensión política; las encuestas de opinión apuntan sistemáticamente a un alto grado de polarización política y a una erosión de la confianza en las instituciones políticas estadunidenses”, de acuerdo con el organismo europeo.

De allí que la preocupación inmediata pase por el propio contexto de la jornada electoral y el resultado de las mismas: “Un resultado impugnado podría desencadenar una ola de violencia política en todo el país y la campaña de Trump está insistiendo en cuestionar la validez del proceso electoral”.

Esta Agencia de la UE encargada  de analizar la política exterior advierte de la enorme posibilidad de que se repita el asalto al Capitolio como ya sucedió el 6 de enero de 2021 y del impacto nocivo de la desinformación entre los electores.

“La violencia generalizada en Estados Unidos debilitaría la relación transatlántica y podría alentar la agitación en todo el mundo. ¿Puede la UE desarrollar un enfoque coordinado entre los estados miembros para hacer frente a los resultados electorales impugnados y a la posible violencia en Estados Unidos?”,  cuestiona un análisis del IESSUE.

          En este sentido, el escritor norteamericano, McKay Coppins, escribió para The Atlantic que tras viajar por Europa en primavera, encontró una sensación de alarma rayando en pánico, ante la perspectiva de la reelección de Donald Trump, presente en casi todas las conversaciones que Coppins sostuvo con diversos líderes y diplomáticos desde Bruselas,  hasta Berlín; y,  desde, Varsovia hasta Tallin.

Coppins  remarca que los europeos saben que pueden perder a su aliado más poderoso: “Hay una fijación patológicamente intensa en la carrera presidencial en Estados Unidos. Los funcionarios europeos pueden explicar el colegio electoral con detalles granulares y citar datos de encuestas de  diversos estados disputados”.

“Thomas Bagger, secretario de Estado del Ministerio de Asuntos Exteriores de Alemania, me dijo que en un año en el que miles de millones de personas en docenas de países de todo el mundo tendrán la oportunidad de votar, la única elección en la que todos los europeos están interesados es en la estadunidense. Casi todos los funcionarios con los que hablé creían que Trump iba a ganar”, remarcó Coppins.

Sin embargo, el escenario de la primavera y el verano, no es el mismo del otoño, la distancia en puntos en las encuestas, entre la demócrata Harris y el republicano Trump está muy cerrada:  la mayoría de las encuestas hablan de “un puñado” de votos de diferencia, en un puñado de estados y cualquiera puede ganar.

Para convertirse en presidente, ya sean Harris o Trump, se deben ganar la mayoría de los votos electorales: el número a alcanzar es de 270 y para ello hay siete estados en juego como son Michigan, Pensilvania, Wisconsin, Nevada, Arizona, Georgia y Carolina del Norte.

Aquí, en Europa, la percepción es que todo puede suceder, como si fuera una tómbola, en la que salga azul o rojo  y en esa medida quedarán redefinidas las inmediatas relaciones con la Casa Blanca. A Trump ya se le conoce en el poder.

          Hace unos días, el presentador norteamericano, Rob Schmitz, habló con Markus Ziener, del German Marshall Fund,  un grupo de expertos en políticas públicas, ubicado en Berlín.  En dicha ocasión, Ziener volvió a recalcar las dos máximas preocupaciones en materia internacional para los europeos:  mantener la sintonía en materia de seguridad y las relaciones económicas con la Unión Americana.

          “La Alianza Transatlántica es realmente una piedra angular y creo que  ha funcionado muy bien con Biden. Por lo tanto, entiendo la inquietud alrededor de esos dos grandes temas”, reiteró.

          Como alemán, Ziener recordó lo tirante que fue la relación entre la entonces canciller germana, Angela Merkel y Donald Trump, en la mayoría de los asuntos geopolíticos.

Impacto en las relaciones internacionales

          Las elecciones presidenciales norteamericanas tendrán consecuencias de gran alcance para la propia política exterior de la UE. Su resultado afectará el curso de la guerra de Rusia contra Ucrania; el conflicto en Oriente Medio; las tensiones en el Indo-Pacífico y la fortaleza de los lazos transatlánticos. Bruselas debe estar preparada para lo que esté por venir.

¿Cómo una presidencia de Trump o Harris afectaría los puntos críticos en todo el mundo? De acuerdo con un análisis del IESSUE,  el viejo continente debe prepararse para una sorpresa más desagradable que agradable.

El punto inmediatamente más sensible es Ucrania y la resistencia que libra contra  la invasión rusa en más de dos años y medio de lucha intestina. Trump está haciendo campaña con la promesa de poner fin al conflicto, casi veinticuatro horas después de que se confirme que ha salido electo.

“Si bien se desconocen los detalles de su plan, es muy posible que implique acercarse directamente a Putin, negociar un alto el fuego y condicionar la asistencia a Ucrania a la apertura de Kiev a las negociaciones.  En cambio, una Presidencia con Kamala Harris,  probablemente mantendría la política de Biden hacia Ucrania que es la de continuar brindando asistencia”, según dicho organismo de investigación.

El segundo punto que para los europeos también es bastante relevante tiene que ver con el derrotero de la guerra en Medio Oriente. Trump que siempre se ha mostrado bastante cercano a Israel y sobre todo al primer ministro, Benjamín Netanyahu, ha señalado abiertamente que respaldará  la política de defensa que lleve a cabo Netanyahu y no en pocas veces ha señalado que los palestinos son terroristas a los que hay que acabar.

“Con Trump de vuelta en la Casa Blanca se abriría la posibilidad de que las tropas israelíes ocupen parte de Gaza y el enfoque en la región sería el de revivir los Acuerdos de Abraham. Hay que recordar que Harris, ha sido más crítica que Biden con la conducta bélica de Israel y puede ser más estricta en su manejo de las relaciones con Israel, pero no aplicaría un embargo de armas”, a juicio de esta agencia europea.

          En este triángulo también figura la tensión reciente con Irán: Trump es más favorable a un ataque directo contra Irán en aras de provocar la caída del régimen de los Ayatolá.

          Si el candidato republicano gana las elecciones, la perspectiva en Europa es que habrá una confrontación de Estados Unidos e Israel contra Irán y preocupa  bastante dado que  no se sabe qué papel jugaría la OTAN, como aliado de Washington.

          En cambio, con Kamala, si ella gana, no se avizora que haya una confrontación bélica directa con Irán o que busque provocar un cambio de régimen.

          Ahora bien, ¿qué pasaría respecto de los Balcanes? El Instituto de Estudios de Seguridad de la Unión Europea  prevé que un segundo mandato de Trump podría traer como consecuencia la normalización de las relaciones económicas entre Belgrado y Pristina; y también “envalentonar”  a los líderes con ideas separatistas y autoritarias en la región.

          ¿Qué pasaría si Trump debilita a la OTAN? Este  instituto cree que la región se sumiría en un caos: “En cambio, la victoria de Kamala Harris, daría continuidad a las políticas de Biden en dicha región en busca del equilibrio”.

          Por último, está el tema con China, país con  varios frentes abiertos en lo económico y militar: “En el frente económico, Trump ha prometido imponer un arancel del 60% a todos los productos chinos y Harris continuaría con las medidas comerciales y las restricciones a la exportación de tecnologías avanzadas implementadas por  Biden”.

¿Y, en el renglón militar? Trump  abiertamente  ha declarado que estaría dispuesto a desplegar más tropas en la región del Indico-Pacífico, trasladando parte de su contingente de  Europa hacia Asia.

          Lo cierto es que de darse la vuelta de Trump a la Casa Blanca, la UE debe prepararse para una reducción de la presencia norteamericana en Europa y enfrentar también una batalla de aranceles porque el proteccionismo trumpista cree que esta es la forma de hacer grande otra vez a América.

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