El gobierno del presidente de Estados Unidos, Joe Biden, y la Unión Europea han ido dando pasos cada vez más atrevidos con respecto a la guerra de Ucrania a medida que Rusia iba avanzando en el frente de batalla. Primero fueron las baterías de misiles Patriot, después los tanques Leopard alemanes y los Abrams estadounidenses, y más tarde el envío de cazas de combate de cuarta generación F-16. Por eso el Kremlin está convencido de que la Casa Blanca «se está preparando» para permitir a Ucrania utilizar «casi cualquier tipo de armamento» que recibe de sus socios de la OTAN para atacar objetivos en territorio ruso, especialmente los misiles de largo alcance.
Gobiernos como el de Reino Unido y el de Francia no han autorizado al presidente Volodimir Zelenski a disparar los misiles Storm Shadow y Scalp contra territorio ruso. Ambos países suministraron en el pasado a Kiev estos proyectiles de largo alcance con el único fin de ser utilizados para la defensa, pero nunca para el ataque, como ha venido pidiendo repetidamente el ejército ucraniano.
Además de la inquietud que genera una posible escalada del conflicto, en Estados Unidos existe la preocupación de que estos misiles podrían no destruir objetivos rusos ya que han sido alejados de la frontera hace tiempo. Sin embargo, en Moscú aseguran que se están preparando para este escenario en el que Kiev tendría luz verde para lanzar armas más efectivas en operaciones ofensivas.
«El régimen de Kiev ha recibido carta blanca para operaciones en las regiones rusas», ha dicho la portavoz del Ministerio de Asuntos Exteriores, Maria Zajarova, después de que el portavoz de Seguridad Nacional de la Casa Blanca, John Kirby, confirmara que existen conversaciones en este sentido. «La Administración Biden, obviamente, se está preparando para dar algunos nuevos pasos», ha afirmado, sin descartar «darle vía libre para utilizar casi cualquier tipo de armamento estadounidense». «Las elecciones están en juego, por lo que se jugará la carta de Kiev», ha dicho. Zajarova ha reprochado a la clase política estadounidense haber abandonado «por completo el sentido común» al permitir «esta escalada» por parte de Ucrania.
Zelenski ha pedido una y otra vez el uso de este tipo de armas que pueden evitar el radar enemigo y alcanzar objetivos precisos a hasta 300 kilómetros de distancia. De esta manera Kiev podrá atacar territorio de Rusia. Sin embargo, estos sofisticados proyectiles se suelen usar junto con sistemas clasificados estadounidenses, lo que requiere el permiso de Washington. La posición actual de la administración Biden es la de prohibir a Ucrania que pueda disparar este armamento contra suelo enemigo.
A principios de este año, el ex ministro de Defensa británico, Grant Shapps, presionó para que Kiev atacara buques de guerra rusos en Crimea. Aunque Estados Unidos ha sido aparentemente más cauteloso, finalmente su gobierno proporcionó misiles ATACMS que se utilizaron en Crimea. Reino Unido fue el primer país en suministrar a Ucrania tanques occidentales, los Challenger 2, y adoptó una posición muy favorable a la transferencia de aviones F-16.
