La Junta Directiva de la Casa de México en Málaga y Andalucía dio a conocer que Edgardo Méndez Montero ganó el Segundo Concurso Calaverita Literaria convocado por la Casa de México en Málaga y Andalucía, junto con el restaurante Cantina Canalla.
Claudia Luna Palencia, presidenta de dicho organismo privado, comentó que cada vez se genera más interés entre la población malagueña por participar en este concurso convocado a propósito de la celebración del Día de los Muertos.
Las calaveritas son parte esencial de la tradición literaria de México. Se trata de composiciones poéticas breves en las que prima una visión cómica y satírica de la muerte. Surgieron durante la época colonial y se popularizaron durante el siglo XIX cuando se publicaban en periódicos y servían como medio de crítica social.
Este año, el reconocimiento se lo llevó Edgardo Méndez Montero, un mexicano afincado en Fuengirola que concursó con una calaverita titulada “Gracias muerte, gracias vida, estás en Andalucía”. El premio consiste en la publicación de dicha composición en el periódico La Opinión de Málaga y una invitación gratuita para comer o cenar en el restaurante Cantina Canalla en Málaga.
Gracias muerte, gracias vida, estás en Andalucía
Por Edgardo Méndez Montero
La tinta fluye como sangre clara a través de las venas de Málaga en la biznaga
su misión es propagar la sabiduría plena que la muerte sueña y encierra
Hemos dejado la región más transparente para habitar el Mediterráneo.
Somos un solo idioma que de sí mismo se enamora y se canta en mil obras
Una historia compartida llena de muertes, ahora de sonrisas.
Hace siglos partió la parca de México hacia España y viceversa
erraba en el Atlántico y nadie sabe, ni sabrá, ni sabía, el destino de la Niña,
la Pinta y la Santa María que iban a Veracruz o venían del Puerto de Palos.
Los hispanoamericanos sabemos que seríamos el blanco, el negro, el rubio y el moreno; de todos los puertos salieron barcas al océano para capturarla y detener sus entrañas.
Ella jugaba y se reía aventando tormentas, truenos, lluvias, huracanes y poesías
En España no sabían como capturarla en una imagen, entonces llegó Posadas
la grabó en una estampa y la mando a imprimir por toda España con una recompensa: “el que la encuentre, se la queda” y mientras ella deambulaba en la guerra encontró a Picasso y éste la encuadró en el Guernica y entonces voces de antiguas muertes sonaron cerca del Guadalquivir.
¡Acuérdate de la virgen que te vas a morir! ¿Por qué Lorca tuvo que en el paredón terminar así?
Nadie la comprende, nadie la quiere, todos le temen y por ella rezan.
Atrás, de cada una de nuestras horas, nuestras obras, nuestros días, ella se encuentra.
Siempre escondida y acechando, siempre entintando todo con su halo inmortal y sagrado.
En México, le ponemos ofrendas para distraerla y que entre los que se fueron, esté satisfecha.
En España, baten las palmas con una furia flamenca atrayéndola con su cante hacia la hoguera para que se queme la desgraciada, para que se pierda y nos deje tranquilos de menos hasta mañana.
Entre ambas naciones hermanas le creamos una carta diciendo que era bien recibida en León, en Mérida, en Córdoba, Valladolid o en Zamora, esperando no distinguiera si era América o España, pero nada funcionaba sigue y seguirá llenando de cadáveres su barca, la maldita igualada nunca descansa.
Alguien tuvo la genial idea de vestirse de calaca para que ella no lo viera
Otros hicieron huecos en las calabazas y le pusieron velas para entretenerla
Ella nada ingenua en el Atlántico levantó las manos, subió la temperatura.
Y desheló el Popocatepetl y Sierra Nevada, el Cofre de Perote y la Sierra de Cazorla, Segura y las villas de Lorca y Morente con su belleza le crearon un vals para que en su hombro sollozara.
Muerte, muerte que te quiero, muerte exclamó Gorostiza en su muerte sin fin
pero seguía lloviendo, y tronando, las olas se desbocaron, las nubes se magnificaron.
Joder gritó el español, Chingados respondió el mexicano: esta cabrona va a aparcar en los dos lados. No tenemos más remedio que aceptar que algún día va a llegar, que todo va a terminar.
Lo único que nos queda es festejar la vida entera, el tiempo que nos queda.
Y recordar que al igual que la poesía, la energía, nunca muere, solo se transforma.
En nuevos versos, en nuevas obras, en nuevos abuelos, padres, hijos, hermanos
La muerte sirve para apreciar la vida, pues nada nace, nada termina.
Día a día, agradece que respiras y alégrate vida mía, pues estás en la costa del Sol, en Andalucía.
Recuerda que esta vida, trae muchas dentro de sí misma, puedes volver a renacer en cada sonrisa.
Puedes creer, ser y querer muchas veces más, la muerte es solo una puerta, una ventana. Como los miles que has cruzado, abierto y de las que te has asomado ayer y mañana.
La muerte no existe, no sufras querida, la parca es una ilusión, todo es continuación. La huesuda es flaca e insignificante, la belleza, el amor, el arte es mucho más grande
Por ello canta, palma, palo a palo, golpe a golpe, verso a verso, beso a beso. Entra al mar con tu mirada y sumérgete en lo eterno, después voltea al cielo. Te darás cuenta de que estás donde debes estar, de que no hay más acá, ni más allá.
Solo este aplauso, este grito y este canto, al que todos nos sumamos palpitando.
Y un día, palmando, cerca de Guadalquivir, del Bravo, partiremos contentos y tranquilos al Pacífico. A encontrarnos con nuestro boliche o nuestra chinampa con la parca y le diremos gracias por habernos permitido conocer ambas tierras, por habernos dejado hacer cien vidas.
Por haber llegado desde Veracruz hasta Andalucía, por habernos dado esta lengua de poesía. Gracias muerte. Gracias vida. Gracias México. Gracias España. Entre ambas reposan nuestras almas.