Hassan Nasrallah, líder de Hezbolá, amenazó a Israel con «duras represalias y un castigo justo» en un discurso televisado, después de una ola de ataques con explosivos ocultos en miles de buscapersonas y walkie-talkies.
El martes pasado miles de buscapersonas utilizados por Hezbolá explotaron simultáneamente, matando a 12 personas, incluidos dos niños, e hiriendo a otras 2.800 en todo el Líbano. Un día después, 25 personas murieron y más de 450 resultaron heridas cuando walkie-talkies explotaron en supermercados, en calles y en funerales, avivando los temores de que una guerra en toda regla entre Hezbolá, respaldado por Irán, e Israel podría ser inminente.
No hubo comentarios de Israel, que horas antes de las explosiones había anunciado que estaba ampliando los objetivos de su guerra en Gaza para incluir el regreso de los residentes del norte que habían sido evacuados de sus hogares debido a los ataques de Hezbolá.
En su discurso, Nasrallah admitió que los ataques explosivos, la mayor brecha de seguridad para Hezbolá desde su fundación en la década de 1980, habían sido un gran golpe para la organización.
Los ataques «cruzaron todas las líneas rojas», dijo Nasrallah, apareciendo frente a un fondo rojo sin rasgos distintivos en un lugar no identificado. «El enemigo fue más allá de todos los controles, leyes y morales». CH