Michel Barnier, el nuevo primer ministro de derecha de Francia, ha prometido abordar los sentimientos de ira, abandono e injusticia de la nación, prometiendo una «nueva era» y una ruptura con el pasado.
Barnier, el exnegociador de la UE para el Brexit, asumió el cargo horas después de que Emmanuel Macron lo nombrara para formar «un gobierno unificador al servicio del país», en un intento de poner fin a dos meses de parálisis política tras unas elecciones anticipadas.
Barnier, que a sus 73 años es el primer ministro de mayor edad en la historia de la Francia moderna, dijo que su primera tarea sereá “responder lo mejor que podamos a los desafíos, la ira, el sentimiento de abandono e injusticia que prevalece en nuestras ciudades, en nuestras propiedades y en el campo».
«¿Qué esperamos de un primer ministro?» —preguntó Barnier. «Que digan la verdad, aunque sea difícil: la verdad sobre la deuda y la verdad sobre la deuda ambiental, que pesa mucho sobre los hombros de nuestros hijos».
Macron sorprendió a Francia al convocar elecciones parlamentarias anticipadas en junio que resultaron en un parlamento bastante pulverizado y un panorama político profundamente dividido.
Aunque la ultraderechista Agrupación Nacional de Marine Le Pen quedó en primer lugar en la primera vuelta, la votación táctica contó con una coalición de izquierdas para convertirse en la mayor fuerza política en la ronda final. Pero la izquierda se quedó muy lejos de la mayoría absoluta de 289 escaños en la Asamblea Nacional. Más tarde, Macron descartó pedirle a la izquierda que forme un gobierno después de que otros partidos dijeran que lo rechazarían de inmediato.
La facción centrista de Macron y la extrema derecha conforman los otros dos grupos principales en el Parlamento. Pero el partido tradicional de derecha de Barnier, Les Républicains, quedó en cuarto lugar y tiene solo 47 escaños.
El nombramiento de Barnier fue recibido con consternación por la izquierda, que ahora intentará derrocarlo con una moción de censura. El líder del Partido Socialista, Olivier Faure, parte de la coalición de izquierda que obtuvo el mayor número de escaños en las elecciones, dijo que era una «negación de la democracia» que Macron nombrara a un primer ministro del partido que quedó en cuarto lugar. «Estamos entrando en una crisis de régimen», aseveró. CH
