La exprimera dama de México, Beatriz Gutiérrez Müller, vuelve a estar en el centro del debate público, no por sus polémicas declaraciones o por su cercanía con el poder presidencial, sino por su posible mudanza a España. Aunque aún no ha iniciado formalmente el trámite, Gutiérrez Müller ya habría acudido al consulado español en Ciudad de México para realizar averiguaciones que le permitirían obtener la ciudadanía española. El motivo oficial sería académico, pero la decisión no deja de generar asombro, especialmente por su papel en la reciente tensión diplomática entre México y España.
El interés de Gutiérrez Müller por establecerse en España ha sido interpretado por muchos como un giro irónico. Ella misma fue una de las voces más firmes al impulsar, en 2019, la exigencia de que el rey Felipe VI pidiera disculpas por los abusos cometidos durante la Conquista. Su postura, respaldada abiertamente por el entonces presidente Andrés Manuel López Obrador, marcó el inicio de una etapa de enfriamiento en las relaciones bilaterales. En más de una ocasión, la historiadora reiteró sus críticas hacia la Corona española desde una óptica académica y cultural.
Por eso, la sola idea de que ahora busque establecerse legalmente en ese mismo país ha generado cuestionamientos y curiosidad. Desde la embajada española en México se limitan a confirmar, extraoficialmente, que Gutiérrez Müller se acercó con fines académicos. No obstante, su entorno sugiere que una eventual residencia le permitiría ampliar sus proyectos de investigación y docencia en Europa, a partir de septiembre de este año.
Antes de vincularse sentimentalmente con López Obrador, trabajó como periodista y colaboradora en medios de comunicación. Su relación con el hoy exmandatario comenzó a mediados de los años 2000, cuando él era jefe de gobierno del entonces Distrito Federal. En 2006 contrajeron matrimonio, y tuvieron un hijo que ha vivido en el extranjero durante algunos periodos, particularmente en Londres.
Durante el gobierno de su esposo, Beatriz no ocupó cargos formales, pero ejerció influencia en áreas culturales y educativas. También fue una figura clave en el impulso de la polémica demanda de perdón a España, tema que marcó uno de los momentos diplomáticos más tensos del mandato de López Obrador. Para ella, ese reclamo no era solo simbólico, sino una extensión de su visión académica sobre la memoria histórica.
La confrontación entre México y España escaló más allá del tema de la Conquista. En febrero de 2022, el presidente mexicano declaró que las relaciones entre ambos países estaban ‘en pausa’, denunciando lo que calificó como una relación viciada entre élites políticas y económicas. Las inversiones españolas en México, que históricamente han sido de las más importantes, también fueron blanco de sus críticas.
Pese a algunos intentos de reconciliación, como los del asesor presidencial Lázaro Cárdenas Batel, la tensión nunca se disipó del todo. La negativa de invitar al rey Felipe VI a la toma de posesión de Claudia Sheinbaum como presidenta electa en 2024 fue la última señal de que las heridas diplomáticas seguían abiertas.
Paradójicamente, Beatriz Gutiérrez Müller podría beneficiarse ahora de las leyes de memoria histórica impulsadas por el gobierno español. Estas normas permiten el acceso a la ciudadanía a descendientes de españoles exiliados o emigrados. En su caso, tiene vínculos familiares con Castilla y Cataluña, lo que facilitaría su solicitud.
En el plano personal, establecerse en España le permitiría mantener un perfil más bajo, alejada del foco mediático mexicano, pero sin abandonar su vocación académica. También le abriría las puertas a una red de universidades y centros de investigación en Europa, donde podría continuar sus estudios sobre la historia de la Conquista y otros temas relacionados.
Con el final del sexenio de López Obrador, Beatriz Gutiérrez Müller parece buscar una nueva etapa, marcada por la introspección y la continuidad académica. Aunque durante los seis años de gobierno mantuvo cierta distancia con la política activa, no se puede negar su influencia ideológica en algunos de los ejes del discurso presidencial, especialmente en lo referente a la historia y la identidad nacional.
Ahora, lejos del Palacio Nacional, podría comenzar un nuevo capítulo en su vida desde España, el mismo país al que un día exigió cuentas por el pasado. Una paradoja que, como tantas en la historia, quizás contenga su propia lógica: la de una mujer que ha hecho de la memoria y la historia su campo de batalla y, quizás, también su refugio. Nota del periódico El Economista de España.
