La victoria incontestable e incuestionable de Donald Trump traerá a la aldea global otro cuatrienio marcado por la imprevisibilidad del carácter y la personalidad del magnate norteamericano lo que hace que el futuro inmediato sea todavía más impredecible de lo que ya es. En suma, una mala noticia para la toma de decisiones.
Los agentes económicos ya avizoran un 2025 cargado de dinamita pura que obliga a la prudencia y a una toma moderada de decisiones que se irá ajustando muy en el corto plazo conforme se vayan desarrollando una serie de acontecimientos que tienen calado en los mercados de los commodities y, por ende, en sus precios.
Trump para los mercados financieros significa la vuelta a un dólar fuerte, a la especulación bursátil que privilegia a una serie de empresas (sobre todo tecnológicas) y castiga a otras (las relacionadas con las energías renovables). Bueno hasta el Bitcoin parece llamado a vivir su era dorada con todo y el riesgo que esto significa para millones de incautos que meterán su dinero creyendo que harán dinero fácil (a lo Trump) y, en realidad, lo perderán todo en determinado momento porque los únicos que saldrán beneficiados serán un puñado de creadores del Bitcoin.
La geoeconomía seguirá muy condicionada por la geopolítica y Trump que no recibirá una economía en recesión tendrá el reto de darle poder adquisitivo a los norteamericanos sin volver locas a la inflación, ni a la Reserva Federal, que recién recortó sus tasas de interés por segunda vez en el año.
El escenario interno es muy espinoso para el propio Trump que tendrá en sus manos a un país altamente polarizado: hay una parte que lo odia y otra que ha votado por él. Si como candidato motivó tres intentos de asesinato (el último fue abortado unos escasos días antes de la elección y se señaló a un complot iraní) como presidente de Estados Unidos no estará exento de un magnicidio en un país que tiene larga experiencia en el tema.
No menos minado está el escenario internacional: la invasión de Rusia a Ucrania lista para intensificarse con soldados norcoreanos dispuestos a luchar por los intereses rusos en suelo ucranio es una malísima noticia y añade muchísima presión para los europeos y no se diga para los ucranios. Trump prometió frenar la guerra.
Lo mismo que en Israel que sigue abriendo sus frentes de guerra y todos los días hay incesantes bombardeos contra los palestinos de la Franja de Gaza; más hostilidades contra los palestinos de Cisjordania y bombardeos contra Líbano. El primer ministro israelí, Benjamín Netanyahu, cobijado por sus aliados ultranacionalistas en el gobierno pretende evacuar a los palestinos de Gaza y que sean refugiados en Jordania. Algo a lo que el gobierno jordano viene negándose.
Trump no es partidario de la solución de los Dos Estados (Two State Solution) en cambio, sí lo es, la Unión Europea (UE) y allí el choque será frontal como lo será con la visión trumpista sobre Ucrania y su defensa contra los rusos; el papel de la OTAN; el cambio climático; el proteccionismo; el rol de la ONU y las instituciones multilaterales.
En el renglón del proteccionismo, China está preparada para que se intensifique la guerra comercial con Estados Unidos y en la UE, la presidenta Ursula von der Leyen y su equipo, ya tienen una lista de bienes importados desde Estados Unidos a los que gravarán con aranceles en cuanto Trump cumpla su amenaza de subir las tarifas en determinados bienes de la Unión Europea.
A COLACIÓN
Y, por supuesto, no puede obviarse en este tablero de ajedrez el petróleo que es un insumo altamente sensible a todo. ¿Cómo se ve el escenario inmediato para los energéticos? El Banco Mundial señala que hay un exceso de petróleo: “Tan grande que probablemente limitará los efectos de los precios incluso si se intensificase el conflicto en Medio Oriente”.
Si bien se ha avanzado por el buen camino en materia de política monetaria para subir las tasas y contener la demanda a fin de desinflar la inflación, el organismo recuerda que los precios generales de las materias primas seguirán siendo un 30% más altos que en los cinco años anteriores a la pandemia.
El Banco Mundial anticipa que, en 2025, el suministro mundial de petróleo superará a la demanda en un promedio de 1.2 millones de barriles diarios; un exceso que solo se ha superado dos veces antes: durante los cierres relacionados con la pandemia en 2020 y el colapso de los precios del petróleo en 1998.
El nuevo exceso de oferta refleja en parte un cambio importante en China que a medida que ralentiza su crecimiento, baja su demanda de petróleo. El gigante asiático vive una desaceleración de su producción industrial y un aumento de las ventas de vehículos y camiones eléctricos propulsados por gas natural licuado.
Además, se espera que varios países que no forman parte de la Organización de los Países Exportadores de Petróleo incrementarán su producción de crudo. El Banco Mundial señala que la OPEP tiene una capacidad ociosa, que asciende a 7 millones de barriles diarios, casi el doble que en vísperas de la pandemia en 2019.
Ahora bien, ¿qué se espera al respecto de los precios de los alimentos? Este organismo internacional, anticipa una bajada de los mismos: “De 2024 a 2026, se prevé que los precios mundiales de las materias primas se desplomen casi un 10% y los precios mundiales de los alimentos que bajarán un 9% este año, lo harán un 4% adicional en 2025”.
En sus proyecciones, los precios de la energía bajarán 6% en 2025 y luego un 2% adicional en 2026. Estas previsiones no contemplan un recrudecimiento del conflicto en Medio Oriente, Irán viene amenazando con bloquear las principales vías marítimas de navegación para las navieras de carga y Trump siempre apoyará incondicionalmente a Israel frente a Irán.