Amec alerta de que «tenemos menos empresas que exportan, con menos volumen y con más problemas para competir». Reclaman más seguridad jurídica con las continuas regulaciones, sobre todo medioambientales
«Los recortes en la inversión pública -a la baja desde la crisis financiera, el desplome de la inversión extranjera, la caída de las exportaciones, una menor inversión de las empresas españolas en el exterior, el aumento de las barreras burocráticas, el parón económico y una peor competitividad frente a competidores extranjeros ha desplomado la internacionalización de las empresas españolas».
Con esta contundencia Joan Tristany, director general de Amec -la asociación que integra a las principales industrias exportadora-, ha mostrado su preocupación por el retroceso que está sufriendo la industria española, cuyo índice de solidez de la internacionalización (ISI) se desplomó un 13,5% a lo largo de 2023 tras evaluar 19 indicadores, de los 14 han mostrado cifras negativas. Este índice sitúa la solidez de la internacionalización en 6,18 puntos sobre 10. «Aunque no es un valor negativo, no había sido tan bajo desde 2014», incidió Tristany.
El informe de Amec ha señalado que cuatro de los indicadores principales han propiciado esta caída: el importante retroceso de las explotaciones (-37,7%), «tras un año 2022 de récord», una «significativa» caída de la inversión empresarial en el exterior (-31,1%), una inversión extranjera en España a la baja (-18,7%) y una base exportadora que ha reducido el número de empresas que vende en el exterior (-6,4%).
«Los datos muestran que tenemos menos empresas que exportan de forma regular y exportan menos», abundó Tristany, que alerta de que pese al ligero incremento de la diversificación empresarial de las exportaciones «la caída del Indicador de Base Exportadora en los últimos tres años ha encendido la señal de alerta», por lo que exige la «implementación de políticas enfocadas, estables y consistentes que ayude a las empresas que quieran internacionalizarse».
Según el informe mensual de Comercio Exterior publicado hoy, las exportaciones en el mes de abril ascendieron a 127.420 millones de euros, con una caída del 3,5%, mientras que las importaciones alcanzaron los 140.181 millones, un 2% por debajo. Las exportaciones dirigidas a la Unión Europea (UE), que representan un 63,2% del total, disminuyeron hasta abril un 4,5% interanual; las ventas a la zona euro (55,1% del total) bajaron un 4,8%, y las destinadas al resto de la UE (8,1% del total), cayeron un 2%. Respecto a las ventas a terceros destinos (el 37,7% del total), solo aumentaron en Oceanía (14,4%) y se redujeron en Iberoamérica, un 10,7 %; Oriente Medio, un 5,5%; América del Norte, un 5,1%; Asia, un 3,4%, y África, un 1,1%. Una caída recurrente desde el pasado ejercicio y que agudiza el parón de las exportaciones. El déficit comercial de España se haya disparado un 16,5% en los cuatro primeros meses del año
Tristany incidió especialmente en la pérdida de competitividad internacional como uno de los mayores desafíos de las empresas españolas porque «cada vez le cuesta competir más en los mercados internacionales, en un entorno de ralentización del comercio mundial», en el que España ha logrado una cuota comercial global del 1,53% del PIB, para lograr acaparar el 1,74% del comercio mundial. «Una cifra menor que en los últimos años, «que nuestra economía ha salvado gracias a la solidez aceptable del crecimiento en el último año, cuya demanda interna ha funcionado mejor que las europeas gracias a un mayor impulso económico».
Otro de los factores que han propiciado este parón tiene que ver con la pobre implementación de los fondos europeos entre las empresas privadas, sobre todo entre las pymes, a las que apenas han llegado. Tristany recuerda que «estos fondos deben usarse para lo que fueron aprobados, para potenciar el cambio hacia un modelo sostenible y basado en la digitalización. No puede ser una inversión neutral, debe utilizarse, por ejemplo, para potenciar la competitividad, además de la digitalización y la sostenibilidad». El director general de Amec advierte de que «otros países sí lo están haciendo y nos llevan ventaja. Aquí se debería dar un paso adelante».
Respecto a la parálisis política que se vive en España, Tristany se mostró cauto y recordó que «las empresas intentan siempre funcionar al margen de la política , pero siempre pedimos concreción en las regulaciones que se aprueben y seguridad jurídica, porque hay cosas que cuestan que avancen». También reclamó que las regulaciones se hagan a nivel europeo, para evitar el caos burocrático a veces sufren las empresas, «sobre todo en el ámbito del medio ambiente y la sostenibilidad, porque las empresas deben adaptarse a la regulación de cada país, y lo que en uno es de una manera en otro es la contraria, y eso dificulta mucho la operatividad de las empresas». Asimismo, recordó la «situación anárquica» que vive el comercio internacional, en el que «cada uno va por su lado y defiende sus intereses» al perder peso la Organización Mundial de Comercio (OMC), provocado por la guerra de aranceles que está en ciernes.