¿Puede una bomba de bajo coste cambiar el equilibrio de poder en los océanos? Esta es la pregunta que surge tras los recientes ejercicios militares de Estados Unidos y sus aliados en el Pacífico.
En un escenario de creciente tensión entre Estados Unidos y China, la capacidad demostrada por un B-2 bomber de hundir un gran buque de guerra con una bomba guiada económica, conocida como QUICKSINK (hundimiento rápido), ha captado la atención de ambos lados del Pacífico.
El pasado 19 de julio, durante los ejercicios Rim of the Pacific (RIMPAC) 2024, la Fuerza Aérea de Estados Unidos realizó una prueba que podría redefinir las estrategias navales futuras. Un bombardero B-2 Spirit, conocido por su capacidad para penetrar defensas aéreas, hundió el ex-USS Tarawa con una bomba guiada de bajo coste. Este evento, observado con atención por China, plantea nuevas consideraciones para la planificación militar en la región.
El ejercicio se llevó a cabo cerca de la isla hawaiana de Kauai, donde el B-2 lanzó una bomba guiada que destruyó el ex-USS Tarawa, un buque anfibio de asalto retirado. La práctica no no solo demostró la efectividad de la bomba QUICKSINK, sino también la capacidad del B-2 para realizar ataques precisos y letales a larga distancia sin ser detectado por radares enemigos.
La capacidad de un avión como el B-2 de usar bombas guiadas económicas para hundir grandes buques podría transformar las estrategias navales. Según la Fuerza Aérea, QUICKSINK permite lograr efectos comparables a los de un torpedo lanzado desde un submarino, pero sin revelar la ubicación del atacante, ofreciendo una ventaja táctica significativa.
La implementación de QUICKSINK en los B-2 podría complicar las operaciones de la Marina del Ejército Popular de Liberación de China (PLAN) en el Pacífico occidental. Analistas como Carl Schuster, ex jefe del Centro de Inteligencia Conjunta del Comando del Pacífico de EE.UU., señalan que esta capacidad podría disuadir o restringir las actividades de la PLAN en áreas estratégicas como Taiwán, Filipinas y las islas del sur de Japón.
El uso de armas de bajo coste para neutralizar amenazas navales de gran envergadura es una respuesta directa a la necesidad de cubrir vastas áreas oceánicas con recursos limitados. La tecnología QUICKSINK, combinada con la capacidad de evasión del B-2, puede ser una solución eficiente y letal, ampliando el alcance de los bombardeos aéreos sobre objetivos marítimos.
China ha estado atenta a los desarrollos y ejercicios de RIMPAC. El periódico estatal Global Times destacó que Estados Unidos y sus aliados están claramente preocupados por el crecimiento del poder marítimo chino, reflejado en la selección del ex-USS Tarawa como blanco de prueba, un buque de características similares a los de la clase Type 075 de China.
Aunque la retórica oficial minimiza la relevancia de hundir un buque retirado, la implicación estratégica es innegable. La PLAN posee varios buques de asalto anfibio de gran tonelaje que podrían ser vulnerables a ataques similares en caso de conflicto.
En respuesta, China podría ajustar sus tácticas navales y de defensa, buscando contramedidas a la amenaza que representan las bombas guiadas lanzadas desde aviones como el B-2. Esto podría dar lugar a mejoras en las capacidades de defensa aérea, desarrollo de contramedidas electrónicas y el fortalecimiento de las flotas de superficie con tecnologías avanzadas para detectar y neutralizar amenazas aéreas a mayor distancia.
La demostración de QUICKSINK durante los ejercicios RIMPAC 2024 subraya la constante evolución de las tácticas y tecnologías militares. En un contexto de crecientes tensiones entre Estados Unidos y China, esta nueva posibilidad añade una nueva capa de complejidad a las estrategias de defensa y ataque en el Pacífico.
