Entre la Unión Europea y Estados Unidos hay disputas sobre los intereses de los activos rusos congelados. Washington quiere utilizar los 2.700 millones de euros que liberan cada año estos activos, principalmente en bancos europeos.
Se espera que el tema esté en la agenda de la visita de Estado de Joe Biden a París, por el 80 aniversario del desembarco del Día D, y que sea discutido con el mandatario galo, Emmanuel Macron.
Este punto está en el centro de las tensas negociaciones entre Washington, París y Berlín, dos semanas antes de la cumbre del G7, del 13 al 15 de junio, en Italia.
El gobierno de Biden espera un compromiso para la cumbre de las siete democracias más ricas del mundo. Ya este verano, tiene la intención de proponer un nuevo paquete de préstamos para Kiev -del orden de los 50.000 millones de dólares (unos 46.000 millones de euros)- sin esperar el resultado de las elecciones estadounidenses de noviembre y la posible victoria de Donald Trump. Pero el proyecto ha provocado acalorados debates sobre la mejor manera de utilizar el interés generado por los activos rusos congelados por las sanciones occidentales desde el inicio de la invasión rusa de Ucrania.
Para Washington, estos préstamos estadounidenses podrían pignorarse en parte sobre los ingresos de estos activos bajo las sanciones occidentales. Estados Unidos cree que esta idea debe ser «explorada», para que Rusia «sea aún más responsable de lo que le ha hecho a Ucrania, así como pensar en la reconstrucción a largo plazo» del país.
Sin embargo, como reconoce John Kirby, portavoz del Consejo de Seguridad Nacional, no pueden «hacerlo unilateralmente», porque se trata de un «esfuerzo verdaderamente internacional», que requiere en particular la «cooperación y el apoyo» de los europeos y, por tanto, una «forma de consenso».
Una reciente reunión de ministros de Finanzas del G7 celebrada en Stresa (Italia) del 23 al 25 de mayo no condujo a un compromiso, aunque el Reino Unido y Canadá se pusieron del lado de Estados Unidos.
Por otro lado, París y Berlín se oponen a tal uso, con el pretexto de que el interés en cuestión ya está destinado a financiar el Fondo Europeo de Apoyo a la Paz (EPF), el instrumento comunitario que financia las entregas de armas a Kiev. Para ellos, los aproximadamente 2.700 millones de euros de intereses que se esperan cada año permitirán la compra de armas y municiones para Ucrania, así como la modernización de su industria de defensa. CH
