La comunidad de clarisas del monasterio de Santa Clara de la localidad burgalesa de Belorado manifestó a través de un comunicado, su intención de abandonar la Iglesia Católica y situarse bajo la tutela y jurisdicción de Pablo de Rojas Sánchez-Franco,excomulgado por el entonces obispo de Bilbao, Mario Iceta, en julio de 2019.
Tras el anuncio, la Archidiócesis de Burgos convocó una rueda de prensa en donde alertó que se trata de un “atentado de cisma” y exhortan a los fieles a abstenerse de participar en ningún acto litúrgico realizado en el Monasterio de Santa Clara de Belorado ni en el Monasterio de Santa Clara de Orduña (Vitoria).
Según indicó el arzobispo de Burgos, Mario Iceta, a primera hora de la mañana del lunes 13 de mayo recibió vía WhatsApp un manifiesto católico de 70 páginas de las hermanas clarisas de los monasterios de Belorado (Burgos) y Orduña (Vitoria), así como un documento de cuatro páginas firmado por la madre abadesa de la comunidad, sor Isabel de la Trinidad.
En él informaban que desde este 13 de mayo, su comunidad salía de la Iglesia Conciliar a la que pertenecen para estar bajo la tutela y jurisdicción de Pablo de Rojas, al que señalan como “obispo legítimo de la Santa Iglesia Católica”.
El arzobispo de Burgos asegura que no recibió ese documento por un medio oficial, y además señalan que este documento lo firma únicamente la madre abadesa, por lo que se verificará si esta decisión es “unánime” por parte de todas las hermanas de la comunidad. Según indicaron a preguntas de los medios, la comunidad está formada actualmente por unas 16 hermanas, cuatro de ellas en edad avanzada que “ahora no estarían en situación de poder elegir”, tal y como indicó el delegado para la vida consagrada, Amadeo Alonso.
Mario Iceta visitó el monasterio en junio de 2021 y en noviembre de 2023 y asegura que en ninguna de estas visitas las religiosas “manifestaron ninguna incomodidad ni queja”. Asimismo, recordó que el próximo 27 de mayo estaba acordada una visita del delegado episcopal para la vida consagrada para realizar una visita canónica a Belorado, así como otra al día siguiente a Orduña, y el 29 de mayo tendría lugar la elección de la nueva abadesa. En este punto recuerdan que están agotadas todas las posibilidades de reelección de la madre abadesa.
En este punto, Iceta explicó los hechos y señaló que el 13 de abril del presente año, la presidenta de la Federación de Nuestra Señora de Aránzazu, a la que pertenece la comunidad de Belorado, pidió una reunión urgente con el arzobispo, y puso en su conocimiento la sospecha de una posible comisión de un delito de cisma. El arzobispo de Burgos firmó el 24 de abril un decreto de apertura de una investigación previa por los hechos comunicados, de forma conjunta con los obispos de Vitoria y Bilbao, y puso en conocimiento de ello a la Santa Sede.
Asimismo explica que tras conocer estos hechos, pidió al párroco de Belorado y capellán de este monasterio que se personase en el lugar para recabar información sobre la veracidad de los documentos. En una conversación telefónica con la vicaria sor Paz esta confirma el abandono de la Iglesia Católica por parte de toda la comunidad, decisión que asegura que fue “tomada por unanimidad de todas las monjas”. Además, se informa que Pablo de Rojas visitó el monasterio en al menos tres ocasiones, así como una persona llamada José “que manifiesta ser sacerdote y ayudante directo de Pablo de Rojas”.
Se informa también al arzobispo que será este hombre el encargado de celebrar esta tarde la misa en el monasterio de Belorado. Desde la Archidiócesis señalan la “gravedad” de este acto y la “pena canónica” en que incurren. En declaraciones a los medios, el vicario judicial Donato Miguel Gómez señala que de celebrarse esta misa, programada para hoy a las 18 horas, supondría un “acto en contra” de la Iglesia Católica.
Por ello, como medidas cautelares se exhorta a todos los fieles a no participar en ningún acto litúrgico que se pueda mantener en los monasterios, y se pretende “tener un diálogo para esclarecer los hechos”. “Por nuestra parte no ha habido ningún óbice de enfrentamiento. Ha habido en todo momento diálogo, y nuestra actitud es de total escucha, mediación e intento que esta situación se consiga revertir». Debido a que la situación está siendo investigada y está bajo secreto de sumario, desde la Archidiócesis no ha querido entrar en valoraciones acerca de lo ocurrido, y por el momento “se basan en hechos”.
Durante la rueda de prensa, la Archidiócesis de Burgos explicó que el Monasterio de Orduña, perteneciente a la diócesis de Vitoria, se encontraba suprimido canónicamente y vacía, y es propiedad de las clarisas de Vitoria. En 2020 se establece en él la comunidad procedente de Derio, y en octubre de ese año, la comunidad de Belorado firma con la comunidad de Vitoria un acuerdo de compra-venta del Monasterio de Orduña (que al estar extinguido se encontraba en venta desde 2002) por un importe de 1’2 millones de euros y con una mora de dos años. En dicho acto de compra-venta se aportan 100.000 euros y se comprometen a realizar pagos semestrales de 75.000 euros. “El primer pago debía realizarse el 1 de noviembre de 2022, pero nunca se ha hecho ningún pago”, señalan desde la Archidiócesis.
Iceta explica que a principios de marzo de 2024, la madre abadesa manifestó tener un benefactor que iba a comprar y poner a su nombre el monasterio, para llegar a un acuerdo de uso y revender este a la comunidad de Belorado, cuando obtuviesen el importe procedente de la venta del Monasterio de Derio. A día de hoy se desconoce quién es el comprador, y desde la Archidiócesis sospechan que se trate de una “persona ajena al a Iglesia Católica”.
Ante esta situación, el 7 de mayo, la comunidad de Belorado fue convocada por la comunidad de clarisas de Vitoria ante un notario para rescindir el contrato de compra-venta a instancias de esta última comunidad. En la notaría, la madre abadesa del monasterio de Belorado entregó un pliego reclamando 1’6 millones de euros como pago por el importe de las obras realizadas por su comunidad en el Monasterio de Orduña y un 30 por ciento por daños y perjuicios. “Al no aceptar sor Isabel la rescisión del contrato, lleva el asunto a instancias judiciales”, añaden, informa Ical.
En la carta firmada por la madre abadesa, señalan que tras este anuncio las van a denominar “herejes, cismáticas, locas y cosas más calumniosos y desagradables”. “No los creáis, al menos por esta vez que no os engañen”, concluye el escrito.