Rusia ha vuelto a lanzar un nuevo ataque masivo contra Ucrania que ha dejado, al menos, cuatro civiles muertos y numerosos heridos. El ejército ruso ha utilizado drones, misiles de crucero y misiles hipersónicos Kinzhal en un bombardeo a gran escala, que ha afectado a 15 de las 24 regiones ucranianas, según ha informado el primer ministro de Ucrania, Denís Shmigal.
Las víctimas mortales confirmadas por las autoridades ucranianas se han registrado en la ciudad de Lutsk, al noroeste del país, y en las regiones de Dnipropetrovsk y Zaporiyia.
El propio Kremlin ha confirmado el ataque a través de su Ministerio de Defensa, subrayando que su objetivo era la «infraestructura energética» de Ucrania: «Esta mañana, las Fuerzas Armadas de la Federación Rusa lanzaron un ataque masivo desde el aire y el mar con armamento de alta precisión y largo alcance, y vehículos aéreos no tripulados contra instalaciones críticas de infraestructura energética que garantizan el funcionamiento del complejo militar-industrial de Ucrania». Según Moscú, «todos los objetivos» fueron alcanzados con éxito.
El ministro de Energía de Ucrania, Herman Galushchenko, ha calificado de «difícil» la situación del sistema eléctrico después del ataque, y las empresas del sector han anunciado cortes de emergencia debido a los daños sufridos por el sistema. Es el noveno ataque masivo ruso contra el sistema eléctrico ucraniano desde el pasado 22 de marzo.
El ataque masivo ruso también ha provocado cortes de luz y de agua en algunas zonas de Kiev, según el alcalde de la ciudad, Vitali Klichkó. La capital ucraniana ha sido uno de los objetivos de los bombardeos rusos y numerosos ciudadanos han buscado refugio en las estaciones de metro durante el ataque.
El presidente ucraniano, Volodímir Zelenski, en un vídeo dirigido a la nación publicado en sus redes sociales, ha denunciado «uno de los mayores ataques» contra Ucrania desde el inicio de la guerra. «Ha sido un ataque combinado. Más de cien misiles de distintos tipos y cerca de cien drones Shahed», dijo Zelenski, que agregó que el ataque iba dirigido contra infraestructuras civiles.
De hecho, uno de los misiles rusos impactó en la presa sobre el río Dniéper situada al norte de Kiev y ha provocado daños en esa infraestructura crítica. Las autoridades ucranianas han alertado de que la voladura de esa presa, como ocurrió con la presa de Kajovka, podría inundar amplias zonas de Kiev provocando una catástrofe humanitaria.
En su mensaje de vídeo, Zelenski llamó al presidente ruso, Vladímir Putin, «criatura enferma» y afirmó que el líder del Kremlin «solo puede hacer lo que el mundo le permite hacer». En ese sentido, ha denunciado que «la debilidad y la falta de determinación en la respuesta, alimentan el terror», en referencia a sus aliados occidentales.
En la misma línea, su ministro de Exteriores, Dmitró Kuleba, pidió a sus socios que levanten todas las restricciones que aún le imponen a Ucrania en el uso del armamento de largo alcance para poder atacar el territorio ruso. Además, reclamó que los socios occidentales de Ucrania empiecen a derribar desde territorio de la OTAN los drones y misiles rusos que se acerquen a su espacio aéreo.
Polonia, por su parte, informó de la intensificación de las patrullas aéreas «con participación aliada» en la frontera con Ucrania, debido a los ataques lanzados por Rusia en la región de Leópolis, con el objetivo de «asegurar el espacio aéreo» polaco.
Ucrania, por su parte, también ha lanzado esta madrugada un ataque con drones contra territorio ruso. Los aparatos no tripulados han atacado bases aéreas de aviones TU-95MS en las ciudades de Saratov y Engels, en la región del Volga, a casi 500 km al este de la frontera ucraniana.
Las defensas antiaéreas rusas han derribado varios drones ucranianos, aunque uno de ellos ha impactado contra un edificio residencial de Saratov, el rascacielos Volga Sky, de 38 pisos de altura. CH
