Decir el nombre de Sandra Maldonado Baur, en el ámbito de la educación y de la pedagogía, es hablar no solo a nivel nacional en México, sino también internacional, de una persona que ha dedicado su vida con ahínco y liderazgo a buscar las mejores herramientas posibles para que la educación sea verdaderamente inclusiva y de excelencia.
“Para mí es importante expresar lo hermoso que es ser maestra y para mí ha sido importante entregarme a este ideal y es algo que quiero decir en esta entrevista que seguramente será la última que dé porque tengo noventa años de edad”, aseveró con ese enorme carisma que la caracteriza.
En entrevista exclusiva con Conexión Hispanoamérica, al respecto del sentido de su vocación, Maldonado Baur comparte que ella cree que cada persona trae ya una carga genética específica que se va desarrollando junto al medio con el que se desenvuelve la persona.
“Yo tengo una personalidad muy creativa entonces es un aspecto maravilloso porque cuando tu sabes crear o necesitas observar y descubrir diversos elementos, digamos que la vida te cambia. Yo soy maestra y también pedagoga pero tuve una madre maravillosa como la doctora Carolina Baur Arenas que redactó los derechos del niño mexicano”, explica.
Para Sandra, una admiradora de Juan Jacobo Rousseau, la influencia de su madre ha sido relevante en todo lo que ha desarrollado, además de su sapiencia para lograr el éxito, le han ayudado su bonhomía en su forma de ser y el trato siempre afable y agradable con las personas.
Desde muy joven tuvo claro que quería mejorar el ecosistema educativo que rodea a los infantes y jóvenes y ha tenido una notoria influencia inclusive en la propia Organización de las Naciones Unidas que siempre toma en cuenta sus recomendaciones al respecto de la educación.
Justo el año pasado, la ONU incluyó entre sus metas varias propuestas de la Fundación Cultural Baur que fue fundada hace 75 años, cuando nació también el Colegio Carol Baur inspirado en el Decálogo de los Derechos del Niño y Joven Mexicanos escrito por Carolina Baur Arenas y publicado en 1951.
Su columna vertebral es diseñar programas académicos interdisciplinarios o transversales, que enriquezcan el aprendizaje y se aproveche el conocimiento para plantear nuevas hipótesis a favor de la Humanidad.
Realmente es una filosofía de vida que Sandra ha decidido extender tras aprenderlo en el seno familiar y recibir esas primeras influencias que han permitido que el sistema educativo Baur sea un método pedagógico respaldado científicamente, cuya práctica permite vivir el conocimiento, descubrir, disfrutar el aprendizaje y provocar la acción. No se concibe sin el arte y el deporte que son dos herramientas relevantes para que los estudiantes del Colegio Carol Baur puedan desarrollar sus talentos.
“Tenemos un lema en el Colegio que es hacer y cambiar, el llanto en alegría. No es únicamente llevarlo a la práctica en una clase, de lo que se trata es de un modelo de vida”, reivindica con emoción.
Además, lo interesante es que no tiene solamente una influencia local en México, sino que logra vertebrarse, porque pertenece a la Red del Plan de Escuelas Asociadas de la UNESCO y la ECOSOC y colabora con la UE, Estados Unidos y Asia.
Realmente Sandra, su labor es muy encomiable…
-Muchas gracias. Sí yo he tenido toda mi vida un compromiso con los niños… ellos son para mí una semilla que puede germinar o marchitarse; y esa semilla me compromete a mí a observar y a descubrir los elementos adecuados para el crecimiento del ser humano. Claudia, para mí este compromiso ha llenado mi vida.
Ha concebido este método Baur, ¿de qué trata?
-Parte de la necesidad del niño como lo que es: un ser humano. Se trata de lograr que los niños sean sanos y que se amen… la autoestima es importantísima. Hice un método que ha funcionado muchísimo, lo vemos con los niños y con su alegría por aprender y aportar en la vida; primero, tienes que observar, luego tienes que sentir lo que tu tienes para poder dar y pensar; aquí ya tienes la capacidad de actuar y eso te permite crear nuevos paradigmas.
Respecto de los retos actuales en el siglo XXI en que la juventud está expuesta a las nuevas tecnologías, Maldonado Baur, refiere que es un desafío pero es parte de la evolución porque el mundo siempre está en movimiento. “No hay que temerle”.
En este sentido, Maldonado Baur esgrime: “El Sistema Baur es un método pedagógico, respaldado científicamente, cuya práctica permite vivir el conocimiento, descubrir y disfrutar el aprendizaje encaminados a la acción. Proporciona las mejores alternativas, experiencias y actividades didácticas, con el propósito de estimular los circuitos neuronales en el cerebro, responsable de la cognición, emociones, creatividad, memoria y pensamiento, fortaleciendo la estabilidad emocional, capacidad de entendimiento y la facultad de elegir, para tomar decisiones a fin de ofrecer confianza y autoconciencia para lograr sus objetivos ante los nuevos paradigmas del siglo XXI”.
Pero desde el punto de vista del estudiante, ¿cree que lo tiene más fácil o más difícil en comparación con 1970?
-Yo creo que en 1970 tuvimos una estabilidad emocional a nivel mundial y después del final de la Segunda Guerra Mundial, se creó mucha conciencia de pertenencia y de orden geopolítico; pero esta época es maravillosa porque son cosas nuevas y nos obligan a observar y sumarnos. Para mí, la educación lo es todo y debe nacer desde el momento en que la mamá está embarazada asumiendo un compromiso con el hijo que espera.
De acuerdo con los valores de la Fundación Carol Baur, en el Artículo VII del Decálogo de los Derechos del Niño Mexicano, el niño tiene derecho a escuelas higiénicas, con aire, luz, espacio y mobiliario adecuado, situadas en zonas salubres y apartadas de los centros de vicio. “Reforzando este derecho, es importante ofrecer al niño un ambiente digno, donde las actividades artísticas prevalezcan, para lograr estímulos diversos de armonía y belleza”.
El año pasado, Maldonado Baur, fue reconocida junto con otras mujeres mexicanas por el Senado y el Parlamento Internacional Educativo, por su destacada trayectoria.
“Sobre todo por sus contribuciones a la educación en México y a los valores universales, Sandra Maldonado Baur, ha enriquecido a nuestra sociedad dejando una profunda huella en diversas generaciones”, de acuerdo con el jurado del premio.
Cabe señalar que el Sistema Baur ha impulsado cinco ambientes de trabajo para dar continuidad a la educación de sus estudiantes: 1) Servicio social; 2) arte y cultura; 3) actividades internacionales; 4) ciencia y tecnología; y, 5) desarrollo sostenible.
Maldonado Baur comenta que le interesa mucho inculcar a las nuevas generaciones que trabajen a favor de los derechos humanos, comprometidos con la razón y la justicia al servicio de la Humanidad y la conservación del planeta.
¿Cómo ve a México en materia educativa?
-Ahorita hay una transición que nunca había existido… en este momento, no sé cómo vaya a dar resultado.
Por último, ¿qué planes tiene?
-Quisiera seguir dando y ayudando… con la edad que tengo mis planes son vivir en lo bello y con mucha calidad.
Antes de despedirse con esa gratitud que desborda, Sandra Maldonado Baur, subraya que todo joven tiene el derecho de educarse para contribuir a una sociedad más justa: “En la demanda de principios de honor, verdad y respeto para los iguales y todo aquel que se manifiesta en la libertad de su proyecto de vida y en donde la diferencia de raza, color, religión, condición social y económica, política o social sea un factor de unidad y crecimiento”.




