El tercer ataque al puente de Kerch entre Rusia y la Crimea ocupada es «inevitable», dice la inteligencia militar ucraniana. Ucrania ha llevado a cabo en las últimas semanas una serie de ataques contra refinerías de petróleo y puertos rusos; esta semana, atacó una refinería y una fábrica de drones en la región industrial de Tartaristán, a más de 800 millas de la frontera.
La agencia de espionaje ucraniana detrás de estos ataques con aviones no tripulados tiene los ojos puestos en otro objetivo: el puente de Kerch de 12 millas de largo que conecta la Crimea ocupada con Rusia. Altos funcionarios del servicio de inteligencia militar ucraniano HUR indican que está planeando un tercer intento de volar el puente, después de dos intentos anteriores de volarlo, alegando que su destrucción es «inevitable».
Para Putin, el puente es un recordatorio tangible de lo que considera uno de sus mayores logros políticos: el «regreso» de la península a Rusia en 2014 utilizando tropas rusas encubiertas y una farsa de referéndum.
Para Kiev, el puente es igualmente un símbolo odiado de la anexión ilegal del Kremlin. Su destrucción fortalecería la campaña de Ucrania para liberar Crimea y elevaría la moral dentro y fuera del campo de batalla, donde las fuerzas de Kiev están siendo rechazadas gradualmente.
No está claro cómo se desarrollaría un ataque ucraniano y hay serias dudas sobre si el HUR es capaz de llevar a cabo una operación especial contra un objetivo tan obvio y bien defendido. Rusia ha tomado amplias medidas para proteger el puente, reforzando las defensas antiaéreas y desplegando una «barcaza objetivo» como señuelo para los misiles guiados entrantes.
El HUR cree terminará destruyéndolo. «Lo haremos en la primera mitad de 2024», dijo un funcionario a The Guardian, y agregó que Kyrylo Budanov, el jefe de la dirección principal de inteligencia, ya tenía «la mayoría de los medios para llevar a cabo este objetivo».
En los últimos cinco meses, Ucrania ha hundido siete barcos de desembarco y grandes barcos pertenecientes a la flota de Moscú en el Mar Negro. El último, el Sergei Kotov, naufragó en marzo después de una incursión nocturna en la que participaron 10 drones anfibios ucranianos Magura V5 cargados de explosivos mientras patrullaba al sur del puente de Kerch. Los funcionarios de HUR indicaron que se trataba de una «operación de molde» antes de otro ataque en el cruce.
El puente ha sido golpeado y reparado dos veces antes. Una incursión de drones marítimos ucranianos a las 3 de la madrugada en julio pasado causó grandes daños en el tramo de la carretera, que discurre paralela a un tramo ferroviario separado utilizado por el ejército ruso para mover tanques y suministros. En octubre de 2022, una explosión, según Rusia, de una bomba introducida de contrabando en un camión, provocó que varios tramos de carretera cayeran al agua.
Si el puente se viera comprometido permanentemente, Moscú se vería obligado a transportar suministros militares por carretera a través del sur de Ucrania ocupada. La ruta pasaría por las provincias de Jersón y Zaporiyia, que Rusia capturó parcialmente en la primavera de 2022. Los funcionarios ucranianos creen que esto perjudicaría significativamente la capacidad del Kremlin para llevar a cabo ofensivas en un momento en que sus fuerzas terrestres están avanzando.
Los funcionarios indicaron que las armas occidentales permitirían a Ucrania destruir el puente más rápidamente y Zelenskiy ha pedido repetidamente a Berlín su sistema de misiles Taurus de largo alcance. El canciller alemán, Olaf Scholz, se ha negado hasta ahora, argumentando que esto equivaldría a que su país asumiera un papel directo en la guerra con Rusia, y una peligrosa escalada.
Los canales rusos pro-Kremlin publicaron el mes pasado una llamada telefónica interceptada en la que oficiales militares alemanes de alto rango discutieron las capacidades de Taurus. Los expertos estimaron que entre 10 y 20 misiles probablemente serían suficientes para destruir el puente. CH
