España crecerá este año bastante más de lo previsto inicialmente por Bruselas. La Comisión Europea pensaba hace apenas tres meses que el producto interior bruto (PIB) subiría un 1,7%; ahora cree que lo hará un 2,1%. La sorprendente robustez del mercado laboral español sirve de combustible para una economía que se sitúa en el pelotón de cabeza de la UE. El tirón de España contrasta con el del conjunto del Viejo Continente, que mantiene un comportamiento anémico. La mejora de perspectivas para España se compensa con un leve empeoramiento para el próximo año, cuando la Comisión rebaja una décima la actividad, hasta el 1,9%, según las previsiones económicas de primavera presentadas este miércoles por Ejecutivo comunitario.
La economía española avanza con brío a lomos del consumo privado y el dopaje de los fondos europeos del plan de recuperación, según reconoce el Ejecutivo comunitario. “Se espera que el consumo privado se vea respaldado por la continua creación de empleo y la reducción gradual de la tasa de ahorro de los hogares”, explica el Ejecutivo comunitario en su análisis semestral, en el que también destaca el buen comportamiento del mercado laboral.“Tras la fuerte recuperación del poder adquisitivo real de los hogares el año pasado, se espera que el crecimiento de los salarios nominales se modere en 2024 y 2025, pero que se mantenga ligeramente por encima de la inflación”, señala el análisis económico de primavera de Bruselas. Es decir, Bruselas espera que las familias españolas recuperen poder adquisitivo durante este año y el próximo.
La corrección de las perspectivas españolas para este año replica lo que han hecho en las últimas semanas el FMI o el Banco de España. También mejoraron sus cálculos futuros para este año. Los datos que se han conocido en los últimos meses —principalmente los sorprendentemente altos crecimientos del último trimestre de 2023 y primero de 2024— han provocado estas revisiones que mejoran ostensiblemente lo que se esperaba en febrero. La mejora en realidad no resulta una sorpresa tras conocerse el desempeño de la actividad económica del cuarto trimestre de 2023 (+0,7%) y del primero de 2024 (+0,7%), unas expansiones superiores a lo esperado, pero que alimentan la inercia para lo que resta del ejercicio. El punto de partida es mejor y el efecto arrastre sobre la actividad económica ayudará a terminar el año mejor de lo previsto.
Además de los efectos estadísticos, apuntan los economistas de la UE que el crecimiento español se debe “a la demanda doméstica y sostenida por la resiliencia continuada del mercado laboral”. Y prevén que la tendencia continúe, pues creen que la tasa de desempleo continuará bajando este año y el que viene, a un ritmo de medio punto porcentual cada año, hasta el 11,6% y el 11,1%, respectivamente.
La mejora de los números españoles tiene su impacto sobre las cuentas públicas. Según se calcula en la capital comunitaria, este año los números rojos en el presupuesto español quedarán en el 3% e, incluso, serán menores el próximo: 2,8%. Esto da argumentos al Gobierno español para tratar de convencer a Bruselas de que no abra un procedimiento de déficit excesivo por haber superado el 3% en 2023, ya que aunque entonces sí que incumplió el límite fijado en los tratados comunitarios, la tendencia a la baja es evidente. No obstante, el comisario de Economía, Paolo Gentiloni, ha evitado anticipar la decisión: “El informe tendrá en cuenta todos los factores relevantes. No puedo prejuzgar la conclusión”. En su nota, los economistas bruselenses apuntan sobre la corrección de las cuentas públicas que “la mayoría de las medidas de apoyo directo a las empresas ya se han deshecho y las reducciones del IVA sobre la electricidad y el gas, así como la reducción del impuesto especial sobre la electricidad, se están eliminando gradualmente. La evolución positiva de la fiscalidad directa, respaldada por la continua creación de empleo y el aumento de los salarios y las pensiones, continuará e irá acompañada de la recuperación de los ingresos por impuestos indirectos, que se beneficiarán del fin de los recortes fiscales relacionados con la energía”.