domingo, diciembre 8, 2024

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La OPEP ante el fin de los recortes de producción

La OPEP se acerca a un momento que puede marcar por completo tanto su historia como al mercado petrolero de todo el mundo: el final de los recortes. El grupo se acerca a una reunión clave en junio, en la que tendrá que decidir si ampliar o no los límites a la producción o, por el contrario, empezar a reducirlos poco a poco. En principio la gran mayoría de instituciones y analistas dan por hecho que, con un petróleo en retroceso y el contexto actual de mercado, el cártel tomará la determinación de mantener sus restricciones. Sin embargo, tanto las fisuras dentro del cártel como numerosos factores están generando el contexto perfecto para que el encuentro siente las bases de la desescalada y la decisión pueda llegar en meses posteriores.

«La OPEP se enfrenta a una decisión realmente difícil» explican los expertos de ANZ Research. Por un lado, la firma señala a una débil demanda y una expansión de la producción fuera del cartel como argumentos para sostener su producción. Sin embargo, ya llevan mucho tiempo limitando su capacidad y los principales actores empiezan a acumular razones para utilizar todo su músculo petrolero. El propio FMI espera que sea en la reunión inmediatamente posterior, la de julio, cuando comience a incrementar la oferta.

Edoardo Campanella, economista experto en energía de Unicredit, explica que ahora el conflicto en Oriente Medio, que estaba ya totalmente descontado, empieza a pasar a un segundo plano y ahora, con los precios del crudo de referencia europeo (Brent) retrocediendo a los 82 dólares, el foco se lo lleva los próximos movimientos del cártel. En ese sentido, aunque confirma junio como el mes en el que comenzará la bajada, su expectativa es que comiencen a «eliminarse gradualmente» en un proceso que se dará «en el segundo semestre de 2024». Es decir que en los meses posteriores ya debería empezar a negociarse la primera ‘relajación’.

Desde Capital Economics son más concretos y tienen claro que será junio cuando se anuncie el primer paso atrás en las restricciones. «Tal y como están las cosas, pensamos que la OPEP tendrá que aumentar sus cuotas poco a poco para evitar una escalada de las tensiones internas«. A pesar de que reconocen que «los rumores apuntan a que optarán por mantener todas las medidas», ven muchos movimientos dentro del grupo que invitan a pensar en una sorpresa.

En particular estas tensiones vienen de la gran capacidad ociosa del grupo, es decir, una potente infraestructura durmiente, que podría generar un importante impulso económico solo teniendo en cuenta que Arabia Saudí, el líder del grupo, puede poner en el mercado un 20% más de barriles diarios de la noche a la mañana. Carlos Balado, profesor de OBS Business School, explicaba que mientras el barril supera los 80 dólares, «los países del cártel tienen asegurado el equilibrio fiscal en sus cuentas».

A esto se le suma la tensión que está generando el hecho de que, precisamente, los otros grandes actores de la OPEP estén ampliando su capacidad para, tan pronto como salte la liebre, poder inyectar crudo a pleno pulmón en el mercado mundial. Un ejemplo de esto es que Emiratos Árabes Unidos el segundo mayor productor del grupo (4 millones de barriles diarios) anunció que su capacidad de producción incrementaría más de lo previsto con un músculo capaz de inyectar 4,85 millones de barriles diarios frente a los 4,2 millones.

Petroleo extraccion. Autor: TASS / Getty Images Es decir, teniendo en cuenta que han reducido su producción a los 2,9 millones, el pequeño país está siendo el que mayor esfuerzo está haciendo para sostener los precios (teniendo en cuenta su tamaño). El país arábigo ha renunciado a poner en el mercado 1,7 millones de barriles, es decir, un 40%. Además Emiratos quiere, no solo volver a poner a la venta toda esta capacidad, sino incrementarla hasta los 5 millones de barriles diarios para 2027. Por lo tanto, seguir limitando su industria petrolera podría ser un lastre.

Es mucho más agresivo el caso de otros actores como Irak, que han tenido una verdadera polémica de declaraciones que hace pensar que el consenso del cártel no es ni mucho menos total. La semana pasada el ministro de Energía Hayan Abdul Ghani afirmó taxativamente que su país «no aceptaría ninguna renovación» de las reducciones de la OPEP en la próxima reunión. El alto cargo explicó que las exportaciones de petróleo suponen el 90% de sus ingresos exteriores, por lo que necesitan volver a lanzarse a por este mercado. Posteriormente el mismo ministro tuvo que dar marcha atrás a las polémicas declaraciones afirmando que Irak está comprometida con los recortes y que «hay que lograr una estabilidad mayor».

Emiratos Árabes Unidos e Iraq no son los únicos países que han presionado en los últimos meses para empezar a aumentar la oferta de petróleo. Angola también lo hizo, y su desacuerdo con el resto de miembros, y especialmente con el gran líder del cártel, Arabia Saudí, terminó llevando al país africano a abandonar definitivamente la alianza de productores el pasado mes de diciembre.

En cualquier caso, las tensiones en Emiratos Árabes Unidos e Iraq, dos grandes pilares del grupo, se mezclan con las necesidades del gran líder, Arabia Saudí. El reino Saudí es el que está asumiendo la mayor parte del esfuerzo que supone el recorte de oferta, tanto en términos absolutos, como relativos: con una capacidad de producción de 12 millones de barriles diarios en total, Arabia sólo está bombeando 9 millones, dejándose por el camino un 25% de su capacidad total, más de lo que ha asumido cualquier otro miembro del cártel.

Desde Riad anticipan que los recortes marcarán por completo su desarrollo económico este 2024. Aunque su PIB logró un crecimiento intertrimestral del 1,3%, en términos anuales el golpe del crudo se ha dejado sentir en una economía enormemente dependiente del petróleo. Respecto al año pasado la economía del Reino se ha contraído un 4,3% el último trimestre de 2023 y un 1,8% el primero de 2024.

Aunque los ingresos no petroleros del país están dando un gran alivio, si no hay recortes el las previsiones económicas tanto internas como de las principales instituciones comenzarán a debilitarse. Desde Capital Economics señalan que «después de salir de una recesión gracias al crecimiento del sector privado, una OPEP que siga con los recortes limitará su PIB de forma clara a lo largo de todo este año». En ese sentido, James Swanson, analista de la firma, señala que Arabia Saudí tiene un gran y poderoso incentivo pues, si los recortes comenzaran en el mismo junio «calculamos que podría aumentar su producción a 9,5 millones de barriles diarios para finales de 2024». Un auténtico espaldarazo para su economía, que encontraría una gran inyección de liquidez con la que afrontar sus enormes proyectos de inversión para diversificar su economía.

En un año en el que el crecimiento económico ha sorprendido al alza, el consumo de petróleo, uno de los activos más cíclicos que existen, también se verá afectado, y muchos analistas y organizaciones se han visto obligados a revisar al alza sus estimaciones de demanda de crudo para este año. La Agencia Internacional de la Energía, uno de los actores más respetados del mercado, mantiene ahora una previsión de 1,1 millones de barriles de aumento de demanda para este año. Aunque en los últimos meses la ha revisado a la baja hasta llegar a esa cifra, incluso estos niveles permitirían que la OPEP+ pueda aumentar la oferta sin deteriorar el equilibrio entre la oferta y la demanda del recurso energético, según los cálculos de la agencia.

Con las cifras de la IEA sobre la mesa, la OPEP y sus aliados tendrían que mantener una producción de 42 millones de barriles en la segunda mitad de 2024 para mantener el mercado en equilibrio, lo que supone un incremento de la producción de 700.000 barriles diarios para el cártel. Esto abre la puerta a que la alianza de productores acepte que algunos de sus miembros, o todos ellos, puedan abrir más los grifos de forma que su economía se beneficie, sin hundir los precios del barril en el mercado.

Y, de hecho, si se tienen en cuenta las previsiones de consumo que maneja la propia OPEP+, el aumento de producción podría ser todavía mayor: el cártel maneja unas estimaciones de demanda de 2,25 millones de barriles este año, más del doble de lo que espera la IEA. Este cálculo, sin embargo, ha sido puesto en duda por muchos analistas, ya que no encajaría en absoluto con la estrategia de recortes de oferta que está siguiendo la Organización y sus aliados.

La OPEP puede tener otro gran incentivo para sentirse libre de incrementar su producción sin tener grandes consecuencias en el mercado petrolero: Rusia. La nación liderada por Vladimir Putin está viendo claras caídas en su producción, que pueden ser aprovechadas por otros miembros del cártel. Estos disfrutarían de una mayor cuota, y más ingresos por la venta de petróleo sin deteriorar el equilibrio entre la oferta y la demanda, gracias al agujero que está dejando libre Rusia. De hecho, en el mes de abril la oferta de crudo ruso registró una caída de 210.000 barriles diarios al mes según S&P Global.

La Agencia explica que esto se debe a una intensificación en la estrategia de Ucrania de atacar refinerías para atacar así la capacidad de Rusia. Al mismo tiempo esto se mezcló con inundaciones en algunas áreas petroleras. Aunque, con todo y eso, la producción total se sitúa en los 9,29 millones de barriles diarios. Incluso con este ‘bajón’ de 200.000 barriles, la realidad es que se ha pasado respecto a sus objetivos que estaban marcados en los 9,099 millones de barriles diarios.

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