Si todas las experiencias son indiferentes,
la experiencia del deber es tan legítima
como cualquier otra. Uno puede ser virtuoso por capricho
Albert Camus
Arturo Suárez Ramírez / @arturosuarez
No cabe duda que con la 4T hemos vivido tiempos de transformación, obviamente debe enfocarse en que la balanza se inclina hacia lo negativo, a pesar de que el discurso oficial apunta a que todo va muy bien. Según con estos llegaríamos a un estado de bienestar, pero la cruda realidad se impone, les gana la entraña cuando se hace críticas fieles a las enseñanzas de su mesías, son intolerantes y si por ellos fuera viviríamos en un país donde solo ellos son ley.
Hace unos días se conmemoró el día de la libertad de expresión, no hay nada que celebrar cuando desde el poder, en sus tres niveles, hay ataques sistemáticos para que medios de comunicación, periodistas, activistas, intelectuales, y más guarden silencio, o por lo menos que miren hacia otro lado y que nada empañe la borrachera de poder en la que se han metido. No solo van contra quienes informamos, van también contra las audiencias tratándolas como menores de edad, calificando y estigmatizando a comunicadores para dirigir lo que se habrá de ver.
Aunque la Constitución garantiza el derecho a informar y ser informado, a la libertad de expresión, ahí está la Ley Censura, una amenaza latente que se encuentra en el Senado de la República esperando un periodo extraordinario para que la mayoría aplastante de los morenos la apruebe y con ello la posibilidad de bloquear plataformas digitales, sustituir al IFT por una agencia dependiente del gobierno, control de contenido extranjero y sanciones altas que podrían caer en faltas al T-MEC, todo con debate apresurado y foros a modo que no van a tomar en cuenta para tomar el control.
Ellos se dicen garantes de la Constitución y un movimiento de libertades que incluso varios de los que ya son mayorcitos ayudaron a construir en lo peor del régimen priista, ahora que les toca estar del otro lado muestran su verdadera cara. O que tal los que se dicen hijos del 68, de aquellas represiones y guardaron silencio en aquello del desalojo del Foro Alicia con militares y Guardia Nacional.
Ahí están los videos que quedan como testimonio de la forma de tratar a la prensa, de los ataques que van desde López Obrador por más de cinco años y de aquellos que se volvieron una calca del pejelagarto que hasta el tonito le copiaron. Aunque en la presidencia de Claudia Sheinbaum ha intentado moderarse, la estrategia continua y es ella quien ha mandado esa ley al Senado con sus polémicas propuestas.
En Campeche se escribe un capítulo oscuro de censura con el cierre de un medio que no es afín al gobierno de Layda Sansores, censura disfrazada de legalidad. Tribuna Campeche cerró por orden de un juez que además impuso una multa por dos millones de pesos al periodista Jorge Luis González Valdez que ha tenido que soportar los ataques de la morenista y los suyos como si se tratara de una venganza.
En Puebla, bajo la frontera difusa entre “protección” y “control”, avanza ley censura conocida oficialmente como Ley de Ciberseguridad, que castiga los insultos, injurias, ofensas, agravios y vejaciones en redes sociales, propuesta por el conservador Alejandro Armenta Mier, el mismo que ha tenido encontronazos con reporteros porque no le preguntan lo que quisiera.
El deterioro de las libertades es un problema que ataña a todos, de nuevo, a todos, los afines que hoy celebran, mañana pueden ser víctimas. En pleno siglo XXI y con la 4T en el poder, estamos en plena erosión de la libertad de expresión que nadie le ha regalado a la sociedad y de la que nadie es dueño. No a la ley censura.
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Hasta la próxima.