Somos nuestra memoria, somos ese quimérico
museo de formas inconstantes,
ese montón de espejos rotos.
Jorge Luis Borges
Arturo Suárez Ramírez / @arturosuarez
Hace una semana le ponía sobre la mesa los problemas en los que se ha metido el presidente López Obrador con otros países, España, Ecuador y Estados Unidos. La sensación que queda es que esas crisis se pudieron haber evitado, pero prefirió el escándalo antes de aceptar el error.
Desde la llegada de López Obrador a la presidencia de la República, los mensajes fueron claros respecto a cómo se corrió el gobierno hacia la “izquierda”, así entre comillas, por la administración que el de Tabasco tiene por personajes como Hugo Chávez, Nicolás Maduro, Luis Ignacio Lula da Silva o los Castro, todos los anteriores con gobiernos que rayan la dictadura, con pueblos sometidos, en la miseria, eso sí con la promesa de que vendrán tiempos mejores, los populistas son grandes seductores y hacen mucho con la saliva, dividen y se victimizan por no cumplir las promesas.
En este momento se vive un tiempo complicado en el país, lo que debería ser una despedida del presidente con su pueblo se le está complicando y abriendo frentes, generando mala imagen e incertidumbre para los mercados, incluso las calificadoras como Moody’s y en S&P han degradado a México, la moneda se ha devaluado y se proyecta que se pondrá peor para la última semana de septiembre. En el último año han salido capitales del país y se viene la renegociación de T-MEC con quien gane la elección en Estados Unidos, ya sea Donald Trump o Kamala Harris, de cualquier forma, hay un desgaste innecesario al que debe sumarse la captura de capos llevados a tribunales de aquel país.
Por si fuera poco, se ha presentado la iniciativa para borrar del mapa los órganos autónomos que han dado certidumbre a rubros como la transparencia y la vigilancia en regímenes que siguen siendo corruptos. Ahí quedan las llamadas de atención en las editoriales de medios como el Washington Post o el Wall Street Journal, así como The Financial Times, advierten sobre lo costoso que será para la vida interna y también para la externa de México.
Tan seria esta la situación que de los periódicos anteriores TWSJ compara a México con Venezuela y FT con Rusia.
Hay enojo en Palacio Nacional porque en Estados Unidos se hace crítica a la reforma al Poder Judicial, ya se ha pronunciado el embajador Ken Salazar “Si no se hace bien, puede traer muchísimo daño en la relación”, afirmó.
Este episodio se suma a una serie de tensiones recientes en la relación México-Estados Unidos, en las que temas como la seguridad, el comercio y la migración han dominado la agenda. La advertencia del embajador Salazar deja entrever que Washington seguirá de cerca el desarrollo de la reforma y sus posibles implicaciones para la estabilidad institucional en México, lo cual podría complicar aún más el panorama político y diplomático entre ambos países.
El asunto es que el gobierno de México debe aguantar la crítica de aquel lado de la frontera, son nuestros socios comerciales y tienen intereses de este lado y deben tener certeza en las inversiones de sus connacionales, lo mismo debe cuidar el gobierno mexicano.
A López Obrador le quedan pocos días y el presidente está fuera de sí, cada error, cada ápice de su veneno enrarece el ambiente hacia adentro y hacia afuera que nos comparan con Venezuela, Perú o Cuba y eso se traduce en incertidumbre, la herencia para Claudia Sheinbaum.
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Hasta la próxima.