Inició ya en México la campaña presidencial que está encabezada por dos mujeres: Xóchitl Gálvez y Claudia Sheinbaum. Será todo un hito porque México tendrá, por primera vez, a una mujer como presidenta.
Gálvez candidata de la coalición opositora ha venido remarcando los continuos problemas de seguridad del país para diferenciarse de Claudia Sheinbaum, la elegida por el presidente Andrés Manuel López Obrador.
Gálvez dio el primer salto a la campaña, celebrando un evento en el estado de Zacatecas, en el centro del país, devastado por la violencia, justo después de la medianoche. La exsenadora y empresaria tecnológica dijo que bajo su liderazgo «se acabaron los abrazos para los delincuentes; se enfrentarán a la ley».
Ese fue un juego de palabras con la abreviatura de López Obrador para su estrategia de seguridad «abrazos, no balazos», que dirigió recursos a los problemas sociales que están en la raíz de la violencia.
Cuatro soldados mexicanos murieron atropellados por un incendio terrestre en el estado de Michoacán, confirmó López Obrador el viernes. El presidente lo calificó como una «trampa» probablemente tendida por un cártel. Los soldados inspeccionaban un campamento en las afueras de Aguililla el jueves cuando se activó una mina antipersonal.
El lunes, hombres armados mataron a dos aspirantes a la alcaldía de la ciudad michoacana de Maravatio con pocas horas de diferencia, la última señal de la voluntad del crimen organizado de participar en las elecciones locales.
Gálvez planteó la opción como: «seguir por el mismo camino que significaría ceder ante la delincuencia o luchar por defender a las familias, por defender a los jóvenes, por defender a los que trabajan».
Por su parte, Sheinbaum dio el pistoletazo de salida a su campaña en la plaza principal de la Ciudad de México, la capital que gobernó hasta que renunció para postularse a la presidencia. Ha prometido en gran medida continuar con las políticas de su predecesor, algo que repite incesantemente.
En lugares como Zacatecas y la vecina Guanajuato, el enfoque de mano dura de Gálvez en materia de seguridad podría influir en los votantes aterrorizados por los cárteles de la droga en guerra. «No habrá una prioridad más importante que la seguridad de los mexicanos», dijo Gálvez.
La candidata opositora prometió duplicar el tamaño de la Guardia Nacional creada por López Obrador a 300.000 efectivos, pero ponerla bajo liderazgo civil. También propuso una colaboración más estrecha con Estados Unidos para enfrentar a un «enemigo común» en los cárteles, algo que ha sido una fuente constante de tensión para López Obrador con su vecino del norte.
Su reto, y uno que pareció anticipar, será convencer a la gente, especialmente en estados conservadores como Guanajuato, de que está a la altura del trabajo.
«Me parece que con el problema de violencia que hay en Guanajuato, si ya se salió de control para un hombre, imagínense con una mujer», dijo Armando Fernández, un empleado del gobierno de 61 años. «Las mujeres son más pacifistas, no tienen que ver con la violencia, el conflicto».
Por su parte, el primer discurso oficial de campaña de Gálvez consistió en desengañar a los mexicanos escépticos de esa percepción errónea. Gritó que es una «mujer valiente» y prometió construir una cárcel de máxima seguridad para que los delincuentes sepan dónde van a parar. «Se acabó su negocio», dijo sobre los cárteles y las pandillas que extorsionan y matan. «No van a vivir del miedo y del trabajo de los mexicanos».
Ni siquiera mucha gente habla del único hombre en la contienda, Jorge Álvarez Máynez, del partido más pequeño Movimiento Ciudadano. El mandatario de 38 años también lanzará su campaña en un estado violento, eligiendo Lagos de Moreno, Jalisco, para su primer evento oficial.
El hijo de Zárate, Emilio, cree que el país está listo para una mujer presidenta, pero no está convencido por ninguno de los dos candidatos. «Desafortunadamente, como sociedad, no tenemos las mejores opciones. Lamentablemente, tenemos que elegir entre los menos peores». CH