Injustamente apartada de las predicciones de las nominaciones a los Oscar, olvidada en los Globos de Oro, sometida a un impactante ostracismo por parte de la crítica especializada y receptora involuntaria de una oleada de señalamientos por la ausencia de rigor histórico de su narrativa (requisito indispensable, al parecer, para los estudiosos de la materia y los documentalistas de guardarropía que depositaron en la película todas las exigencias de un documental o una novela histórica), la fascinante y titánica última película de Ridley Scott (sin contar con la inminente segunda parte de «Gladiator» que ultima el realizador) sobre la inabarcable figura de Bonaparte aterriza por fin en plataformas tras su estreno en salas el pasado 24 de noviembre.
En esta grandiosa epopeya de acción que recorre el auge y caída del icónico emperador francés, Joaquin Phoenix, con su personalísima actuación, es el encargado de ponerse en la piel de Napoleón. Bajo la batuta del director de «Thelma y Louise» o «Alien», esta gigantesca producción retrata su despiadado ascenso al poder de a través de la lente de su relación adictiva y volátil con su único amor verdadero, Josefina, y enseña sus visionarias tácticas políticas y militares mediante unas epatantes secuencias de batalla marca de la casa.
Teniendo en cuenta que la cinta es una producción de Apple Studios, tan sólo era cuestión de tiempo que terminara estrenándose en Apple TV+, plataforma de streaming donde ya se encuentra disponible. Ridley Scott confirmó en su momento que también llegará a la plataforma la versión del director, que alberga más de cuatro horas de metraje. «Primero estrenaremos la película en salas con Sony, y luego llegará el montaje del director a streaming, en Apple TV+, donde tendremos una película de cuatro horas y diez minutos», explicó en entrevista el director. Por si no querían caldo, ahí van dos tazas.
Nota de Martha Moleón/La Razón.