Los precios aflojan la presión en Estados Unidos. La inflación cayó en el mes de agosto al 2,5%, desde el 2,9% de julio, según los datos difundidos este miércoles por la Oficina de Estadísticas Laborales. La tasa de subida anual de los precios es la menor desde febrero de 2021. La tasa mensual, del 0,2%, también es buena. El dato allana aún más el camino para que la Reserva Federal baje los tipos de interés por primera vez en cuatro años y medio en su reunión del próximo 18 de septiembre.
El único lunar es la inflación subyacente, que excluye los alimentos y la energía. Sigue siendo del 0,3% en el mes y del 3,2% interanual, lo que demuestra que la batalla por controlar la evolución de los precios no ha terminado. Los analistas esperaban una subida del 0,2%, aunque la diferencia es de centésimas, porque sí estimaban una tasa interanual del 3,2%. La diferencia entre ambas tasas se debe principalmente al abaratamiento de la gasolina, del 10,3% interanual, que junto al del fueloil recorta los precios energéticos un 4%. Los alimentos también suben menos que la media, un 2,1% interanual, sobre todo por la contención de los que se consumen en casa (+0,9% anual).
Estados Unidos ha dejado atrás el periodo de inflación más alta en cuatro décadas. Tras alcanzar un máximo del 9% a mediados de 2022, cedió con fuerza, en parte por las subidas de los tipos de interés, también las más agresivas desde la década de 1980. El presidente de la Reserva Federal, Jerome Powell, señaló que había aumentado su confianza en que la inflación se dirige de forma sostenible hacia el objetivo del 2%. La preocupación del banco central estadounidense ha pasado de combatir la inflación a prevenir la recesión.
Aunque la responsabilidad sobre la estabilidad de precios es principalmente de la Reserva Federal, la inflación ha erosionado la popularidad del presidente de Estados Unidos, Joe Biden, y se ha convertido en argumento predilecto de los republicanos, con Donald Trump a la cabeza, para atacar a la actual candidata demócrata, Kamala Harris. Que la inflación haya bajado no significa que los precios —en su conjunto— lo hayan hecho y aunque las subidas de sueldos vienen desde hace tiempo permitiendo aumentar el poder adquisitivo, las visitas al supermercado siguen dando de fe del alto coste relativo de muchos productos en comparación con los de hace cuatro años.
El índice de precios de consumo (IPC) es la referencia más seguida de inflación, aunque la Reserva Federal prefiere centrarse en el índice PCE, un deflactor de los gastos de consumo personales, que ya en julio bajó al 2,5% y que, previsiblemente, volverá a caer en agosto. Aunque Powell no es amigo de cantar victoria ni de bajar la guardia, tiene claro que tras unos años centrado en el mandato de estabilidad de precios, ahora le toca prestar atención al de procurar el máximo de empleo posible.
El mercado laboral ha dado señales de debilidad recientemente. Los tres últimos meses han sido los de menor creación de empleo desde que empezó la recuperación de la pandemia. La tasa de paro ha subido al 4,2%, haciendo saltar algunos indicadores adelantados de recesión en lo que todavía no está claro si es una falsa alarma, pues el aumento del paro no se está debiendo a la destrucción de puestos de trabajo sino al incremento de la población activa.
En todo caso, la situación permite iniciar un ciclo de rebajas de los tipos que empezará dentro de una semana, en la reunión del Comité Federal de Mercado Abierto (FOMC) de la Reserva Federal. Lo que está en el aire es el ritmo de ese ciclo. Las cotizaciones del mercado de futuros sobre fondos federales asignan una probabilidad mayor a que el primer recorte sea de solo 0,25 puntos, pero hay inversores que apuestan por una rebaja más agresiva, de 0,50 puntos. Los tipos están ahora en el rango del 5,25%-5,5%, su mayor nivel desde 2001.
En la reunión de la semana próxima, además, los miembros de la Reserva Federal publicarán sus previsiones sobre dónde se debería situar el precio del dinero a fin de año. Obviamente, se trata de un pronóstico cualificado, pues en él participan quienes deben tomar la decisión, pero ni les compromete ni tiene un especial acierto. Con todo, serán una pista muy valorada por el mercado para ver de qué calibre pueden ser los más que probables recortes de noviembre y diciembre. CH