La presidenta del Banco Central Europeo (BCE), Christine Lagarde, asegura que el banco central está “en el buen camino” para conseguir que la inflación vuelva a su objetivo del 2%, pero que no se puede cantar victoria aún. Así, en una entrevista concedida a Bloomberg Television desde el Foro de Davos, señaló que es probable que el BCE recorte los tipos de interés en verano, dado que varios responsables políticos han señalado ese momento.
“Yo diría que también es probable”, dijo Lagarde. “Pero tengo que ser reservada porque también estamos diciendo que todo depende de los datos, que todavía hay un nivel de incertidumbre y que algunos indicadores no están anclados en el nivel en el que nos gustaría verlos”. La próxima reunión de política monetaria del BCE es el 25 de enero.
Lagarde ha hecho hincapié en que son varios los miembros del BCE que han amortiguado en los últimos días las perspectivas de bajada de tipos que maneja el mercado, que apuntaban a marzo o abril. “Han hablado recientemente y cada uno de ellos tiene su punto de vista, que yo respeto completamente”, sostiene. “Generalmente coincidimos en las decisiones que tomamos basándonos en los datos. Algunos de ellos tienen sus datos nacionales, tienen sus respectivas tasas de inflación, que son diferentes de un país a otro”, apunta.
Por su parte, el jefe del banco central neerlandés, Klaas Knot, afirmó que los mercados se están adelantando a la hora de valorar la relajación monetaria. La declaraciones de Lagarde son un jarro de agua fría sobre cualquier expectativa de recorte de tipos en marzo, pero sí son un reconocimiento expreso de que el Consejo de Gobierno está ya dispuesto a iniciar el debate sobre la rebaja del precio del dinero en los próximos meses.
El mercado prevé ahora un total de cuatro bajadas de tipos en la zona euro este año, que darían comienzo en junio, según la encuesta entre economistas que elabora Reuters. Los futuros ya dan una probabilidad muy reducida, de tan solo el 16%, a un primer recorte en marzo, que se amplía al 69% para la cita de abril y que se dispara al 123% para la reunión de junio.
La publicación de los datos de inflación de los próximos meses será determinante para la decisión del BCE, si bien las expectativas de precios de los consumidores ya confirman un descenso notable. Así lo señaló ayer el BCE en su encuesta de expectativas de inflación entre los consumidores. Los ciudadanos esperan que la inflación se situará dentro de un año en el 3,2%, frente al anterior 4%, mientras que las expectativas a tres años vista también se relajaron sustancialmente, hasta el 2,2% desde el 2,5%. “Las expectativas de inflación, tanto en el horizonte de uno como de tres años, disminuyeron a sus niveles más bajos desde febrero de 2022, muy por debajo de la tasa de inflación pasada percibida”, destacó el BCE.
En sus previsiones macroeconómicas anunciadas en diciembre, el BCE estima que la inflación baje en 2024 al 2,7%, todavía por encima del 2% del objetivo de estabilidad de precios. Pero sí se acercaría claramente a él en 2025, con un pronóstico de IPC del 2,1% y quedaría por debajo del 2% en 2026, al 1,9%. CH
