La mayor parte de los hombres
son capaces más bien de grandes acciones
que de buenas acciones.
Montesquieu
Arturo Suárez Ramírez / @arturosuarez
No cabe duda que los Juegos Olímpicos son una verdadera fiesta para el país que los organiza, claro que también es motivo de polémica, de protestas, de política y de lanzar o relanzar al mundo los aportes de las culturas sedes. Con la inauguración de los juegos de París se desató la polémica por algunas simbologías utilizadas, pero seamos claros, hay que sumergirse más en el análisis que en lo peregrino que resulta solo posar los ojos en imágenes.
Francia y su capital fueron punto medular para el eurocentrismo que permeó por todo el mundo, una ciudad que experimentó con las libertades y las expresiones artísticas, por eso se ganó el mote de la “Ciudad de la Luz”, una metáfora de lo que aportó al mundo en la Ilustración y ya después por lo cosmopolita y hasta la iluminación de sus edificios.
La ceremonia de inauguración de los Juegos Olímpicos fue impresionante con un costo de 122 millones de euros, aunque de principio se habló de 6 mil 200 mde el precio aumentó al doble. Además de contar con 316 mil espectadores.
Y no hay nada de qué preocuparse, aquella imagen de un jinete plateado cruzando el rio Sena, para nada es una señal del Apocalipsis, sino una imagen representativa de la heroína y mártir Juana de Arco que fue hasta referente de la Liga Católica y luego canonizada. La Doncella de Orleans ha sido inspiración para artistas y su representación portaba la bandera blanca con los aros olímpicos.
Thomas Jolly, renombrado director de teatro y actor francés, fue el encargado de dirigir esta controvertida ceremonia, él ha dicho que buscaron que las mujeres fueran las protagonistas de la ceremonia. Una buena iniciativa en tiempos de opresión y violencia en contra de las mujeres, en tiempos del feminismo y cobra mayor relevancia viniendo del lugar que nos regaló luego de una cruenta revolución la idea de que las personas deben tratarse de forma justa y respetuosa, «liberté, égalité, fraternité».
En el escenario también apareció la física Marie Curie, con una historia de revolución a la ciencia y haber sido la primera profesora en la Universidad de París, ganó premios Nobel, hasta la historia de amor con Pierre Curie resulta inspiradora. No cabe duda que muchos representantes de poderes pasados añoran el oscurantismo de la quema de brujas. Pero vamos, la inauguración fue una expresión cultural y el arte así es, contemplativo para que te atrape o no. Incluso los severos críticos que exigen disculpas caen en las garras del ARTE que es polémico y hasta protesta, así paso con muchos que hoy son clásicos y se exhiben en el museo del “Louvre”.
Algo que sin duda ha causado controversia fue la escena parecida a La Última Cena de Leonardo Da Vinci, el productor señaló que nunca hubo ninguna intención de faltarle el respeto a ningún grupo o creencia religiosa, incluso se habla que ni siquiera hace referencia a dicha pintura sino a la fiesta de los dioses de Olimpo y que el personaje de azul es Baco.
Tampoco se trató de invocaciones a entidades infernales, solo era una animación de la reina decapitada María Antonieta, símbolo de la revolución francesa que murió en la guillotina acompañada de la música de heavy metal de la banda Gojira. Y luego vinieron antorchas quemando un edificio de París que nos han regalado a Víctor Hugo y todas sus obras como “Les Misérables”, la historia de Jean Valjean y su lucha por la redención, se interpreta como una defensa apasionada de los oprimidos, una reflexión sobre la justicia y la ética, valores humanos que debemos tener presentes.
Disfrutemos los juegos, la cultura, la vida, la competencia física la historia de Grecia donde nacieron las Olimpiadas y de Francia donde se retomaron en 1894 en la Universidad de la Sorbona por Pierre de Coubertin.
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Hasta la próxima.