La tradición intelectual es de servilismo
hacia el poder, y si yo no la traicionara
me avergonzaría de mí mismo.
Noam Chomsky
Arturo Suárez Ramírez / @arturosuarez
Reza el dicho popular “divide y vencerás”, esa frase la han aplicado durante siglos, así se puede leer en “El Príncipe”, la obra de Nicolás Maquiavelo que ha sido utilizado como parte fundamental para gobernar a un Estado. Algo similar se puede leer en “El Arte de la Guerra” del Sun Tzu, otro recetario bélico aplicado a la política y que los populistas siguen a pie juntillas para lograr sus objetivos.
Ambas obras a pesar de haber sido escritos en épocas y culturas distintas, comparten un tema central: el poder y la estrategia, dos características que personajes demagogos como Nicolás Maduro, Evo Morales, Daniel Ortega, Andrés Manuel López Obrador o los Castro manejaron para su beneficio, mientras sus sociedades viven en la polarización, violencia y hambre, aunque son grandes vendedores de un futuro mejor, pero son meras narrativas.
Tanto Maquiavelo como Sun Tzu presentan una visión realista y pragmática del poder porque enfatizan la importancia de adaptarse a las circunstancias cambiantes y de utilizar todos los medios necesarios para alcanzar los objetivos políticos, claro que en público rechazan aquello de que “el fin justifica los medios”, pero lo aplican para justificar la corrupción y sus malas acciones, son excelentes seductores. Cuando parece que están acorralados viene el desvío de la opinión pública buscando un enemigo mayor y apuntan hacia el norte del continente americano, Estados Unidos es el perfecto villano, un enemigo mayor y en común que sirve para exaltar el nacionalismo. Ejemplos hay muchos en los discursos de Hugo Chávez y Fidel Castro, de Nicolás Maduro, Miguel Díaz-Canel, Daniel Ortega, en su momento Evo Morales y López Obrador.
Estos personajes latinoamericanos siempre autoritarios saben la importancia que tiene el manejo de los medios de comunicación. Aunque evidentemente Maquiavelo y Tzu no lo pensaron en términos ni modernos, ni de la posmodernidad reconocen la importancia de la inteligencia y el conocimiento del enemigo como elementos clave para el éxito. La capacidad de recopilar y analizar información de manera efectiva es fundamental para tomar decisiones estratégicas y dirigir a la opinión pública.
Tanto Maquiavelo como Sun Tzu exploran la naturaleza humana, sus debilidades y reconocen que en los individuos hay ambición, egoísmo y son propensos a la traición por eso piden a sus cercanos fe ciega y sin cuestionar.
Les fascina el culto a la personalidad y los autores destacan la importancia de la reputación y la imagen pública porque puede atraer aliados y disuadir a los enemigos.
Como es obvio existen diferencias entre ambas obras como el contexto histórico pues Maquiavelo escribió en el Renacimiento italiano, un período marcado por la fragmentación política y las luchas entre Estados. Mientras Sun Tzu vivió en la antigua China, en un contexto caracterizado por grandes imperios y constantes guerras. “El Príncipe” se centra en la política interna de los Estados y en las cualidades que debe poseer un gobernante exitoso. “El Arte de la Guerra”, por su parte, en la estrategia militar y en las tácticas para ganar una guerra.
Las ideas de Maquiavelo y Sun Tzu siguen vigentes y se enseñan en las universidades y algunos gobernantes parecen aplicarlas muy bien, tienen a sus pueblos sometidos y si no son amados son temidos, pero bajo cualquier circunstancia manipulados, aunque se disfracen de humanistas. Ambas obras joyas de la literatura clásica ofrecen valiosas lecciones, ya su aplicación y resultados son otro tema.
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Hasta la próxima.