domingo, diciembre 8, 2024

La hora de los bancos centrales, el euríbor por fin regalando alegrías

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Rumanía y Bulgaria quieren entrar en el euro

Cada dos años, el BCE publica un informe en el que recoge los avances realizados por los países que están en la lista para entrar en el euro. Después del ingreso de Croacia, actualmente restan seis países que todavía deben cumplir con los requisitos del organismo encabezado por Christine Lagarde para iniciar el procedimiento de adopción de la divisa comunitaria: Bulgaria, Rumanía, Hungría, República Checa, Polonia y Suecia. Los dos primeros, a orillas del Mar Negro, muestran mucho interés en entrar en el euro, mientras que los centroeuropeos y Suecia no muestran un gran interés por acelerar el proceso de entrada en el euro.

Hubo un tiempo en el que nadie hacía cola para entrar en el club del euro. Más bien algunos miembros pensaban en salir. Grecia, en 2015, rompió con el tabú y planteó seriamente abandonar la divisa comunitaria. La promesa helena de doblegar a las instituciones europeas, con Alexis Tsipras y Yanis Varoufakis como héroes de una odisea bajo los cielos plomizos de Bruselas, acercó al euro a sufrir su primera baja, pero algo pasó.

En la película Comportarse como adultos de Costa-Gavras, basado en las experiencias del ministro más famoso de todos los tiempos, hay una escena que refleja bien la incertidumbre que pueden vivir los países que no pertenecen a la unión monetaria. En medio de la danza a la que Alexis Tsipras se ve empujado a bailar, alegoría de la imposición del rescate de la Troika en 2015 que fue rechazado por el pueblo griego en referéndum, el primer ministro abre una puerta de salida. Y no hay nada, salvo la fría oscuridad, por lo que decide cerrar y unirse al baile. Es esa oscuridad la que mueve a los países europeos a unirse al euro, Actualmente, solo 20 de los 27 países miembros de la Unión utilizan el euro. Y en fila hay, concretamente, seis, la mayoría de ellos en el este de Europa.

Las normas de la Unión Europea son claras. Salvo Dinamarca, que supo jugar sus cartas en las negociaciones para el Tratado de Maastrich, todos los países miembros de la UE están obligados a utilizar el euro.

El último país en obtener este sello definitivo como integrante de la Unión fue Croacia, país que empezó a usar la divisa comunitaria el 1 de enero de 2023. Más al norte, Bulgaria, Rumanía, Hungría, República Checa, Polonia y Suecia se encuentran en la lista de Bruselas para entrar en el euro. Estos países deben cumplir una serie de condiciones para iniciar el proceso que les lleve a usar la divisa comunitaria, sin embargo, las cosas no son tan sencillas, pues muchos de estos estados quieren mantener sus divisas para no recibir órdenes del BCE y controlar su política monetaria. La cosa es muy diferente en el resto de países que otrora formaron parte del bloque del este: allí, Bulgaria tiene todas las

Concretamente, los países deben cumplir con los criterios de convergencia económica. Estos son la estabilidad de los precios (inflación controlada), finanzas públicas saneadas (sin déficit excesivo), tipos de interés a largo plazo y estabilidad del tipo de cambio, para lo cual es necesario participar en el mecanismo de tipos de cambio, cuyo objetivo es asegurar que las fluctuaciones entre el euro y otras divisas no alteran la estabilidad económica dentro del mercado único europeo, siendo imperativo no devaluar la moneda nacional respecto al euro durante dos años. Así las cosas, el BCE realiza un seguimiento de los países candidatos a entrar en el euro y, cada dos años, emite un informe con sus conclusiones. En el último, publicado el pasado 26 de junio, el organismo encabezado por Christine Lagarde, dio al traste con las aspiraciones de Bulgaria, país que encabeza la lista de espera para entrar en el euro.

El gobernador del Banco Nacional, Dimitar Radev, ya había adelantado que todo el sector bancario estará completamente preparado a finales de este año, pero advirtió que hay otros aspectos técnicos y logísticos dependientes del Gobierno que deben adaptarse para funcionar en las condiciones de la eurozona.

El banco central teme que la inestabilidad política, factor muy común en la vida política búlgara, se agrave. Así, el país ha celebrado seis elecciones generales en tres años y probablemente tendrá que celebrar pronto las séptimas. Todo ello llevó al Gobierno a asumir, a principios de año, que en junio no estaría preparado para la zona del euro. Como consecuencia, Budapest solicitará un informe adicional en otoño.

Pero el documento del BCE indicó que Bulgaria había cumplido con tres de los criterios de convergencia, no había hecho lo mismo con el control de la inflación. Por lo tanto, el país que una vez fue considerado Silicon Valley del este europeo, debido a la gran producción y exportación de productos tecnológicos, debe posponer su ingreso en el euro, previsto para 2025 y que ahora debe esperar hasta, por lo menos, 2026. Todo un jarro de agua fría para Sofía, que esperaba el visto bueno de Bruselas dos años después de que el BCE aplicara una metodología para analizar la estabilidad de precios que fue considerada como arbitraria por algunos expertos.

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