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¿Te mata la alergia por la Primavera?

Cada año, la primavera trae consigo la floración de las plantas, que parecen volver a la vida tras su letargo invernal. Pero junto al despliegue de flores que brotan por todas partes, este proceso también implica la liberación de ingentes cantidades de granos de polen que viajan por el aire y causan reacciones alérgicas –estornudos, secreción nasal, picor de ojos, dolores de cabeza, fatiga o asma– a ocho millones de españoles que, según la Sociedad Española de Alergología e Inmunología Clínica (SEAIC), padecen polinosis.

La secuencia en España suele ir más o menos así: primero florece el ciprés, hacia el final del invierno; luego, entre marzo y abril, el plátano de sombra; después, entre mayo y junio, las gramíneas y el olivo; y finalmente, las urticáceas, al acercarse verano. Sin embargo, las altas temperaturas experimentadas en los últimos años están modificando el calendario. Por ejemplo, este 2024 la floración del ciprés se adelantó a mediados del mes de enero, que fue, según la Agencia Estatal de Meteorología (Aemet), el enero más caluroso desde que se tiene registro.

“Tenemos primaveras cada vez más largas y estamos arrinconando el invierno. Esto es un problema para las personas con alergia porque las plantas están más activas durante más tiempo”, dice Juan José Zapata, presidente del Comité de Aerobiología Clínica de la SEAIC. Pero el alza de los termómetros, que la mayoría de los expertos atribuye al cambio climático, no solo prolongan los periodos de polinización de muchas especies, sino que además permiten la colonización de nuevas áreas geográficas por clases invasoras.

El calentamiento global también se asocia a la aparición de alergias asociadas con fenómenos extremos, como los incendios forestales o las tormentas, señala María José Torres, secretaria general de la Academia Europea de Alergología e Inmunología Clínica (EAACI). “Por ejemplo, se ha descrito un nuevo tipo de asma alérgica que cursa con episodios de exacerbación muy graves durante las tormentas eléctricas, mientras que el paciente está relativamente asintomático el resto del tiempo”, comenta. La causa, explica, es que los cambios bruscos de humedad y presión barométrica que suceden durante las tormentas hacen que los granos de polen primero se hinchen y después explotan, produciendo una liberación masiva de fragmentos de polen.

Otro factor relevante es la alta contaminación, que contribuye a la retención del polen en el aire y provoca respuestas más exageradas del sistema inmune de los pacientes, incrementando hasta en un 30% los síntomas del asma en las personas alérgicas a las gramíneas, según la SEAIC. Los médicos aseguran que es precisamente la combinación de una mayor polución del aire y temperaturas más elevadas lo que explica el aumento exponencial de las alergias respiratorias en las últimas décadas. De hecho, el incremento es tan pronunciado que la Organización Mundial de la Salud (OMS) calcula que, para 2050, el 50% de la población mundial será alérgica al polen.

Pero las alergias estacionales no son el único problema, puntualiza la secretaria general de la EAACI. “Aunque está menos estudiado, es razonable pensar que el cambio climático también afecte a los patrones de crecimiento de ácaros, hongos y otros microorganismos, y que estas alteraciones también repercutirán sobre los pacientes alérgicos, haciendo más frecuentes las infecciones respiratorias”, advierte.

Sin embargo, no todo son malas noticias. A medida en que han ido en aumento los casos de conjuntivitis, rinitis y asma alérgica por ácaros y pólenes –así como de las alimentarias, a fármacos y la dermatitis atópica–, también ha crecido y mejorado el arsenal terapéutico disponible. Este incluye desde la inmunoterapia hasta los fármacos biológicos de última generación, como el que AstraZeneca lanzó al mercado en España en septiembre del año pasado bajo el nombre comercial Tezspire, para tratar a pacientes con asma grave (tanto el causado por alergias como el que no).

“Trabajamos para comprender mejor el papel que juegan los eosinófilos como células clave en una variedad de enfermedades inflamatorias, así como el papel que desempeña el tejido epitelial en la activación del sistema inmunitario y la respuesta inflamatoria de las vías respiratorias”, destaca Marta Moreno, la directora de asuntos corporativos y acceso al mercado de AstraZeneca España. Y añade: “Somos conscientes de que solo respaldados por la ciencia y la innovación lograremos nuestro objetivo de mejorar la vida de los pacientes respiratorios”.

A esto se le suman los métodos modernos de diagnósticos basados en medicina personalizada y de precisión “que hacen que cada día podamos hacer un diagnóstico más acertado y que nuestros tratamientos más eficaces”, afirma Zapata, del SEAIC. Pero los avances médicos son solo parte de la solución, sostiene Torres, de la EAACI, quien pone el foco en el factor ambiental. “La reducción de la contaminación ambiental produciría una disminución significativa de la alergia respiratoria, alergia a alimentos, dermatitis atópica y otras patologías. Además, esta medida mitigaría el cambio climático, lo que indirectamente también disminuiría la gravedad y prevalencia de alergia respiratoria”, considera.

Mientras tanto, una nueva primavera llega. Y los alergólogos coinciden en que las lluvias de la Semana Santa y las altas temperaturas posteriores probablemente se traducirán en una mayor concentración de pólenes, ácaros y hongos en el ambiente. “Obviamente, los pacientes van a percibir claramente este efecto y esto lo veremos en las consultas”, afirma Torres. Por tanto, lo importante es seguir una serie de recomendaciones para protegerse.

La primero es tener un diagnóstico apropiado, lo cual es clave para saber qué polen causa la alergia y cómo tratarla. Después, evitar la exposición en lo posible, especialmente en días soleados que suceden a días lluviosos. “Esto lo podrán hacer consultando los niveles [de polen] que hay en la región concreta donde vivan, ya que hay medidores que captan esta información”, dice Sergio Quevedo Teruel, de la Sociedad Española de Inmunología Clínica, Alergología y Asma Pediátrica (SEICAP).

La consulta se puede realizar en portales como Polenes.com, de la SEAIC, que muestra un mapa con indicadores del territorio nacional. Pero si no se pueden evitar las zonas con altas concentración, lo aconsejable es llevar gafas de sol y mascarillas FFP2. Luego, ducharse al volver a la casa para quitarse el polen que lleva encima. Además, es importante “no poner la ropa a secar en terrazas y exteriores”, avisa Zapata. Y “tomarse la medicación preventiva o sintomática cuando presenten la sintomatología”, recuerda Quevedo Teruel.

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