El gigante hispano-alemán del cava Freixenet, conocido por sus distintivas botellas de vino espumoso de vidrio negro, suspenderá al 80% de sus trabajadores en Cataluña mientras la región del noreste de España lucha contra una sequía que ha durado más de tres años y ha afectado gravemente la producción de uva.
En un comunicado difundido esta semana, Freixenet ha señalado que el ERTE, que afectará a 615 de las 778 personas que emplea en Cataluña, comenzará en mayo.
«La medida, que se ha implementado en aras de la responsabilidad, tiene como objetivo garantizar el funcionamiento del negocio y mantener la empleabilidad para hacer frente a los factores externos y a la fuerza mayor provocada por la grave sequía», dijo la compañía.
«El ERTE, provocado por fuerza mayor, es una medida excepcional que se ha tomado en el contexto actual de una crisis provocada por la falta de materias primas a causa de la dura sequía que ha afectado al sector desde 2021, y que afectó especialmente a la zona de El Penedès en 2023».
Freixenet ha añadido que el plan de ERTE, que se ha puesto en conocimiento del Gobierno regional y de los colectivos de trabajadores, «variará en función de la temporada y de la evolución de las causas que lo han hecho necesario».
Los efectos de la emergencia climática se han hecho cada vez más evidentes en toda España en los últimos años, provocando incendios forestales mortales, afectando a la producción de productos tradicionales como el aceite de oliva y el vino, y provocando la desecación de humedales sobreexplotados en el sur.
En mayo del año pasado, el gobierno español aprobó un plan sin precedentes de 2.200 millones de euros (1.900 millones de libras) para ayudar a los agricultores y consumidores a hacer frente a la sequía persistente. Entre sus provisiones se encuentran 1.400 millones de euros de fondos del Ministerio de Medio Ambiente para hacer frente a la sequía y aumentar la disponibilidad de agua, y 784 millones de euros del Ministerio de Agricultura para ayudar a los agricultores a mantener la producción y evitar la escasez de alimentos.
La secretaria de Medio Ambiente, Teresa Ribera, dijo en su momento: «España es un país que está acostumbrado a periodos de sequía pero no hay duda de que, como consecuencia del cambio climático que estamos viviendo, estamos viendo eventos y fenómenos mucho más frecuentes e intensos».
La agricultura representa el 79% del consumo de agua en España, el uso residencial el 15%, la industria el 5,8% y el ocio el 0,4%, según datos del Ministerio de Medio Ambiente.
En Cataluña, que ya lleva su cuarto año consecutivo de sequía, el Gobierno regional ha declarado el estado de alarma y ha introducido una serie de límites al consumo de agua que afectarán a 6 millones de personas. Las restricciones, que se activaron después de que las reservas cayeran por debajo del 16%, incluyen un límite de 200 litros por habitante y día, el fin de las duchas en las playas y la prohibición de eventos públicos o privados que utilicen agua apta para el consumo humano, como pistas de hielo temporales, fiestas de la espuma o juegos acuáticos.
Las estipulaciones que inicialmente habían prohibido el llenado de piscinas privadas y municipales de agua dulce se relajarán si se considera que la piscina en cuestión está en uso como un «refugio climático» público. CH