Al envejecer, nuestros patrones de sueño cambian. Comenzamos a despertarnos varias veces por la noche o nos despertamos mucho más temprano por la mañana. A veces podemos llegar a sentir que no dormimos tan profundamente como antes y que nuestro sueño se ha vuelto más ligero.
Estos cambios no son simplemente inconvenientes. Lo cierto es que dormir mal puede afectar a nuestra función cognitiva, es perjudicial para el estado físico y empeora nuestra calidad de vida en general. Estudios científicos anteriores han probado que la interrupción del sueño puede provocar problemas de memoria y desencadenar alzhéimer o demencia senil cuando se es anciano.
Además, también aumenta el riesgo de caídas (lo que se denomina «fragilidad» del anciano, que puede prevenirse) y reduce la capacidad para realizar actividades cotidianas. También puede afectar al estado de ánimo y la sensación de bienestar, aumentando las tasas de depresión. Como tal, comprender los factores que influyen en la calidad del sueño en los adultos mayores de 60 años es crucial en nuestra búsqueda de un envejecimiento más saludable y feliz.
Las investigaciones más recientes llevadas a cabo por la Universidad de Harvard apuntan que el sueño tiende a ser más fácil y, a menudo, es más profundo y reparador en un ambiente más fresco. Según los científicos, este hecho no solo tiene que ver con nuestra comodidad, sino con nuestra biología.
Para explicarlo es necesario saber que nuestra temperatura corporal desciende naturalmente durante la noche, lo que ayuda a iniciar y mantener el sueño. Cuando nuestro entorno de sueño es demasiado cálido, puede interferir con esta caída de temperatura, interrumpiendo nuestro descanso y haciéndonos despertar.
La investigación del doctor Amir Baniassadi, científico del Instituto Marcus para la Investigación del Envejecimiento y de la Escuela de Medicina de Harvard (Boston, Estados Unidos), se centra en el papel de la temperatura ambiente nocturna en la calidad del sueño de las personas adultas mayores.
Un experto revela cuál es la temperatura ideal para dormir bien a los 60 años
Durante casi 18 meses, Baniassadi supervisó la calidad del sueño y la temperatura ambiente en 50 adultos mayores. Los resultados de su estudio revelaron que la calidad del sueño era más alta cuando la temperatura de su habitación estaba entre 68 y 74 grados Farenheit, pero bajaba cuando la temperatura aumentaba más allá de los 75.
Es decir, que la temperatura ideal para dormir bien se encuentra entre los 20 y los 23,3ºC. Los autores del estudio observaron un descenso del 5-10 % en la eficiencia del sueño a medida que la temperatura ambiente nocturna aumentaba por encima de los 25 grados.
Sin embargo, el doctor encontró una gran diferencia entre las personas, lo que significa que cada uno tiene su propio rango de temperatura óptima para dormir, que incluso puede cambiar con el tiempo. El estudio, publicado en Science of Total Environment, también alerta de que el cambio climático puede dificultar las cosas, pues las noches más cálidas pueden alterar el sueño.
«Esto puede ser particularmente problemático para los adultos mayores, cuyos patrones de sueño pueden ser ya más frágiles debido a los procesos naturales del envejecimiento», apunta Baniassadi. La situación, aunque desafiante, no deja de tener esperanza. A nivel individual, existen varios consejos o estrategias que pueden emplear para dormir mejor y gestionar las noches más cálidas.
El doctor Baniassadi anima a encontrar la temperatura personal de sueño usando ventiladores o aire acondicionado. Él aconseja comenzar con una temperatura ambiente de entre 20 y 24 grados, para luego experimentar con temperaturas más frías para ver cómo afecta tu sueño.
Por otro lado, apunta que hay que mantenerse hidratado y beber agua para dormir mejor. «No te acuestes deshidratado. Para la mayoría de las personas, beber unos dos litros al día es suficiente para mantenerse hidratado. Para otras, no. Si tiene un problema de salud o toma medicamentos que pueden afectar su capacidad para mantenerse hidratado», explica.
Baniassadi también «prescribe» utilizar ropa de dormir ligera y transpirable. «Usar ropa de dormir más ligera y una funda más ligera en la cama puede ayudar a regular la temperatura corporal y evitar el sobrecalentamiento durante la noche», añade.
Antes de dormir, dice, hay que «prepararse para dormir». Estudios científicos han demostrado que hay una parte de nuestro cerebro que nos hace «prepararnos» para un sueño reparador, pero los humanos la están ignorando para ver la tele o usar el móvil antes de dormir. Por eso, el médico anima a realizar actividades relajantes antes de acostarse, como leer o escuchar música relajante.
Por último Baniassadi pide cuidar la dieta. «Evite comer comidas pesadas, alimentos con alto contenido de azúcar y estimulantes como la cafeína cerca de la hora de acostarse», ejemplifica. Con información de La Razón.