Si el libro que leemos no nos despierta
con un puñetazo en la cabeza,
¿para qué leerlo? Un libro tiene que ser el
hacha que rompa nuestra mar congelada.
Arturo Suárez Ramírez / @arturosuarez
En este espacio de Conexión Hispanoamérica he escrito en varias ocasiones sobre temas de medio ambiente, es un tema fundamental para todos porque nadie se escapa a los problemas que los hombres, como especie, hemos desatado en nuestra casa, calentamiento global, contaminación, desaparición de especies, pandemias, tráfico de animales, invasión de los pulmones de la Tierra, la lentitud con la que nos hemos movido para transitar de combustibles fósiles a energías limpias.
La semana pasada le daba cuenta del problema del estiaje que ya acusa la Ciudad de México y otros estados. Pues está semana en el Congreso local, los legisladores de Morena, que es el partido en el poder, se aventaron la puntada de que se trata de una campaña para espantar a la ciudadanía en tiempos electorales. Al cuestionar a los legisladores cómo garantizaban que no faltara el líquido se salieron por la tangente, no entienden algo tan simple, cuando se abre el grifo simplemente no cae agua.
Queda muy claro que ser político de gabinete los vuelve miopes, han sido miles las denuncias sobre la construcción del Tren Maya y la devastación que ya ocasionó por donde atraviesa la vía, las redes sociales están inundadas de videos sobre todo del Tramo 5 donde se aprecia la contaminación en cavernas y sus cuerpos de agua por concreto que se coló al subsuelo. Ni que decir de la deforestación que ha ocasionado a pesar de que el mismo presidente declaró que no se talaría ni un árbol se han contabilizado más de 10 millones talados, lo que a la naturaleza le tomó años formar, a los malos políticos y sus decisiones les toma unos años o meses destruir.
Esas son algunas de las crisis que se viven en México, pero no son las únicas, la región del centro y sur de América siguen perdiendo bosques y selvas, las Imágenes satelitales muestran el crecimiento de la mancha urbana, contaminación de las aguas y a eso hay que sumar los incendios forestales como en Chile y Colombia que despiadadamente exterminan todo a su paso.
Los recientes y devastadores incendios forestales en Chile han dejado a su paso una estela de destrucción que ha conmocionado a la nación sudamericana. En particular, cinco comunas del litoral central chileno se vieron gravemente afectadas por las llamas, siendo la emblemática ciudad de Viña del Mar una de las más golpeadas. Informes recientes revelan que más de 10.000 hectáreas fueron reducidas a cenizas, y la magnitud de la tragedia se refleja en el hecho de que el 34% de la superficie de Viña del Mar resultó dañada.
Además de la pérdida de tierras y recursos naturales, los incendios han afectado a las comunidades locales, dejando a muchas personas sin hogar y generando una crisis humanitaria en medio de la tragedia ambiental. La reconstrucción y la ayuda para las víctimas se han convertido en prioridades cruciales para mitigar el impacto a largo plazo de esta catástrofe.
Otro ejemplo preocupante es lo que se vive en Brasil, según las investigaciones de la Universidad Federal de Santa Catalina, en Brasil, y en el que participaron expertos del Consejo Superior de Investigaciones Científicas español y que fueron publicados en la prestigiada revista Nature, la mitad del Amazonia está en riesgo de desaparecer en el 2050, estamos hablando de solo 26 años.
La Amazonia, ese vasto pulmón verde que alberga una inigualable biodiversidad y desempeña un papel crucial en la regulación del clima mundial, enfrenta una amenaza inminente. Es imperativo que la comunidad internacional tome medidas urgentes y significativas para abordar las causas fundamentales de la degradación de la Amazonia. La conservación, restauración y gestión sostenible de este invaluable ecosistema deben convertirse en prioridades globales.
Quizás no haya fecha fatídica para terminar con los recursos naturales, con especies, con los bosques y selvas, pero el tic tac del rejo avanza y si no hay reacción el tiempo no perdona.
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Hasta la próxima.