Los gobiernos de Reino Unido y Estados Unidos sancionaron a las autoridades iraníes con prohibiciones de viaje y la congelación de activos por el ataque a Sima Sabet y Fardad Farahzad, que trabajaban para la cadena de noticias de televisión Irán International, con sede en Londres.
El complot para matar a los dos presentadores fue solo una de las al menos 15 amenazas creíbles de matar o secuestrar a ciudadanos británicos y otras personas que viven en el Reino Unido desde principios de 2022, según funcionarios de ese país.
Irán está atacando cada vez más a personas fuera de sus fronteras en una táctica conocida como represión transnacional, que tiene como objetivo sofocar el debate o la crítica.
El personal de la BBC en Londres ha dicho a The Guardian que temen salir solos a la calle después de haber sido acosados por las autoridades iraníes, después de que supuestamente se les advirtiera: «Podemos hacer lo que queramos en Londres».
El ministro de Relaciones Exteriores de Gran Bretaña, David Cameron, dijo que las sanciones conjuntas del Reino Unido y Estados Unidos contra miembros de bandas criminales vinculadas a Irán y el Cuerpo de la Guardia Revolucionaria Islámica (IRGC), una rama de las fuerzas armadas del Estado iraní, «enviarán un mensaje claro: no toleraremos esta amenaza».
Pero Sabet dijo que se necesita una acción más significativa por parte de la comunidad internacional que las sanciones a individuos: «La República Islámica reprime a las personas que están dentro, y también a las que critican al régimen en el exterior, lo que aumenta la inestabilidad y las tensiones en otros países. No cambiará su comportamiento a menos que sienta la presión”.
Farahzad, que se trasladó a Washington antes de que se pudiera llevar a cabo el complot, dijo que había sido «alarmante presenciar hasta dónde está dispuesto a llegar el gobierno iraní para silenciar a los periodistas y suprimir la libertad de expresión. Estas acciones son un duro recordatorio de los desafíos y peligros a los que se enfrentan los periodistas, especialmente cuando informan sobre temas que son críticos o sensibles para los regímenes autoritarios».
Entre los sancionados por Estados Unidos y Reino Unido se encuentra Naji Ibrahim Sharifi-Zindashti, nombrado como jefe de un cártel internacional de la droga y el tráfico, que también ha sido acusado en Estados Unidos de conspirar para asesinar a dos residentes del estado de Maryland. Sus presuntos cómplices, ambos de nacionalidad canadiense, están detenidos en Canadá por delitos no relacionados.
Matthew G. Olsen, fiscal general adjunto de la división de seguridad nacional del Departamento de Justicia de Estados Unidos, dijo: «A aquellos en Irán que planean asesinatos en suelo estadounidense y a los actores criminales que trabajan con ellos, que los cargos de hoy envíen un mensaje claro: el Departamento de Justicia los perseguirá todo el tiempo que sea necesario, y dondequiera que estén, y les impartirá justicia».
Los activistas de derechos humanos dijeron que, en lugar de sanciones a individuos, el Reino Unido necesitaba proscribir al IRGC como una organización terrorista. CH
