La inmigración podría ser «una fuerza disolvente para la Unión Europea» debido a las profundas diferencias culturales entre los países europeos y su incapacidad a largo plazo para alcanzar una política común, dijo el diplomático de más alto rango de la UE.
Aunque Rusia intentará avivar las llamas de la migración dentro de Europa, Josep Borrell negó que el conflicto en Ucrania estuviera contribuyendo a la crisis, que describió como un problema de décadas alimentado por las guerras y la pobreza en los países de salida.
El comisionado de Asuntos Exteriores de la UE dijo que el bloque había hecho milagros en la guerra, y que era una de las fuerzas clave para forjar un nuevo orden mundial en el que el sur global merecía un mayor respeto y poder.
En una amplia entrevista con The Guardian reflexionando sobre cómo la UE había sido cambiada por la guerra y dónde encaja el bloque en este nuevo orden mundial, dijo que los países europeos se habían visto obligados a despertar de una siesta sobre el gasto en defensa, en la que habían vivido bajo el paraguas nuclear estadounidense.
Pidió una mayor cooperación en defensa y decisiones más rápidas sobre el suministro de armas a Ucrania y defendió la vacilante contraofensiva, diciendo que el país estaba minado en un tercio y que habría sido suicida para Ucrania haber montado un contraataque frontal completo.
En una conferencia posterior en la Facultad de Derecho de la Universidad de Nueva York, dijo que el Consejo de Seguridad de la ONU había demostrado ser «completamente inútil en los últimos años debido a sus divisiones» y pidió una revisión de las instituciones políticas y financieras para revivir un multilateralismo que «está desactualizado y se está quedando sin vapor».
En los últimos días, la primera ministra de extrema derecha de Italia, Giorgia Meloni, que llegó al poder gracias a la controvertida retórica sobre el aumento de la migración, dijo que no permitiría que su país se convirtiera en «el campo de refugiados de Europa» después de que 11 mil personas llegaran a la isla de Lampedusa en cuestión de días.
Borrell dijo que el nacionalismo estaba en aumento en Europa, pero que se trataba más de migración que de euroescepticismo. «En realidad se temía que el Brexit fuera una epidemia. Y no lo ha sido», dijo. «Ha sido una vacuna. Nadie quiere seguir a los británicos que abandonan la Unión Europea.
«La migración es una división mayor para la Unión Europea. Y podría ser una fuerza disolvente para la Unión Europea». A pesar de establecer una frontera exterior común compartida, «hasta ahora no hemos sido capaces de acordar una política migratoria común», dijo.
Atribuyó esto a las profundas diferencias culturales y políticas dentro de la UE: «Hay algunos miembros de la Unión Europea que son de estilo japonés, no queremos mezclarnos. No queremos migrantes. No queremos aceptar gente de fuera. Queremos nuestra pureza».
Borrell opinó que otros países, como España, tienen una larga historia de aceptación de migrantes. «La paradoja es que Europa necesita inmigrantes porque tenemos un crecimiento demográfico muy bajo. Si queremos sobrevivir desde el punto de vista laboral, necesitamos migrantes».
El diplomático insistió en la entrevista en que la guerra en Ucrania no estaba alimentando las actuales disputas sobre la migración. «El problema es que la presión migratoria ha ido en aumento, principalmente debido a las guerras, no a la guerra contra Ucrania … Es la guerra siria, la guerra de Libia, los golpes militares en el Sahel.
«Estamos viviendo en un círculo de inestabilidad desde Gibraltar hasta el Cáucaso y esto sucedió antes de la guerra de Ucrania y continuará después de la guerra de Ucrania. La migración en África no está siendo causada por la guerra contra Ucrania. Las causas profundas de la migración en África son la falta de desarrollo, el crecimiento económico y la mala gobernanza».
Cuando se le preguntó si creía que Rusia trataría de avivar las llamas de la migración, Borrell dijo que «Putin lo intentará todo». Añadió: «Putin cree que las democracias son débiles, frágiles, se cansan y el tiempo corre de su lado, porque tarde o temprano nos agotaremos.
«Y esta es una batalla política tanto como una batalla militar. Tiene que ser explicado con argumentos. Ciertamente, a nadie le gusta pagar más por las facturas de electricidad. Creo en la democracia como un ejercicio pedagógico, y creo que la gente entiende las razones». Con información de The Guardian.
