La ciencia no es solamente compatible
con la espiritualidad, sino que es una profunda
fuente de espiritualidad.
Carl Sagan
Arturo Suárez Ramírez / @arturosuarez
En la Ciudad de México y en gran parte del territorio nacional nos ha pegado con todo, y cuando digo con todo es porque así ha sido, una ola de calor que nos agobia, el sol no da tregua y estamos experimentando temperaturas históricas que rayan en 35 centígrados en la plancha del Zócalo. Sí ya sé, hay lugares en el país y en otras partes del mundo que eso sería algo templado, para los que vivimos en el centro de este territorio es demasiado. Cómo estarán las cosas que hasta el sistema eléctrico se ha colapsado generando apagones. Hay decesos por el insoportable calor.
Las aspas del ventilador dan vueltas incansablemente y les pego a las teclas frente a una jarra de agua con hielo para hacer pausas, es buen momento para recordar que el Sol, es nuestra estrella más cercana y ha sido venerado por diferentes culturas. Con él se celebra la vida y es origen para diversas culturas. Desde tiempos antiguos, este astro ha desempeñado un papel central en mitologías, rituales y expresiones artísticas alrededor del mundo como los griegos, romanos o mayas. Su influencia cultural es profunda en la literatura, poesía y refleja la importancia que ha tenido para la humanidad por los siglos.
La estrella ha sido personificada como una deidad, en la mitología egipcia Ra era el dios del Sol, representado como un hombre con cabeza de halcón portando un disco solar sobre su cabeza, uno de los más importantes, sin él simplemente no habría vida. En la mitología griega se llamaba Helios que conducía su carro a través del cielo, es decir el día. Estas representaciones reflejan la fascinación y reverencia que las civilizaciones antiguas sentían por el Sol como fuente de vida y energía.
El solsticio de verano, el día más largo del año, ha sido celebrado con rituales y festivales en muchas tradiciones. En Perú el Inti Raymi de los incas en honor al dios Sol. En Japón, el festival de Tanabata que celebra la reunión anual de Orihime y Hikoboshi (Altaír), dos estrellas que representan el amor eterno separado por la Vía Láctea. En México Itzamná para los mayas al que ofrecían sacrificios humanos en sus pirámides. Para los aztecas Huitzilopochtli al que ofrecían las guerras y cuando venga la Ciudad de México no se vaya sin visitar la impresionante Piedra de Sol que se encuentra en el Museo de Antropología e Historia.
El Sol ha estado presente en la vida humana, es el reloj natural y desde las pinturas rupestres prehistóricas queda de manifiesto, es símbolo de fertilidad y vida para la tierra, hasta las obras maestras de la pintura renacentista que capturan la luz y su calor de manera magistral. En la literatura ha sido utilizado como metáfora de la vida, la energía y la renovación en poemas, novelas y canciones.
Nuestro Sol es un gigante en el sistema solar, tiene un diámetro de 1.4 millones de kilómetros, podría albergar 109 planetas en su superficie, está compuesta principalmente de hidrógeno y helio, genera temperaturas de más de 15.5 millones centígrados en su núcleo y 5 mil 500 centígrados en la superficie, en la Tierra estamos a 150 millones de kilómetros, su energía es esencial para la vida en nuestro planeta.
Pero mire estimado lector, este texto además de ser una catarsis por el terrible calor, es el pretexto para decirle que el satélite Solar Orbiter, grabó un video que muestra una vista de la superficie solar, la Agencia Espacial Europea, explicó que las estructuras que parecen cabellos o filamentos en realidad están hechas de gas cargado (plasma), que siguen las líneas de campo magnético que emergen del interior del Sol, esto nos recuerda lo diminutos y al mismo tiempo lo privilegiados que somos.
Escríbeme tus comentarios al correo suartu@gmail.com y sígueme en la cuenta de Instagram en @arturosuarez_.
Hasta la próxima.